Capítulo
UNO
Athena cerró los ojos sintiendo el olor del costoso perfume de su novio entrar en contacto con su nariz.
Olía a naranja.
Ella odiaba la naranja.
Al igual que odiaba un montón de cosas más.
Su madre solía decirle que su temperamento, a veces, podía llegar a ser desesperante. Sin embargo, a medida que Athena iba creciendo ciertas situaciones que quizás antes no le llamaban la atención, ahora le molestaban.
En su día a día, acostumbraba a tener peleas con su novio, Scorpius.
Tonterías de adolescentes.
Por ejemplo, cuando el chico tomaba un par de copas de más, hacía comentarios fuera de lugar. Además, se quedaba despierto hasta altas horas en la madrugada por ir a bailar con sus amigos. También, Scorpius se quejaba de las torpezas de los estudiantes más jóvenes.
—No hagas eso, sólo te haces daño a ti mismo. —le decía Athena, aunque obviamente él nunca la escuchaba.
Su relación era todo menos platónica.
Ambos disfrutaban las partes sexuales que el otro tenía para ofrecer, pero, si se trataba de amor, simplemente no podían soportarlo.
No obstante, los dos estaban de acuerdo. Sentían que no había necesidad alguna de un "amor verdadero".
Eran escasos los momentos en los que realmente conectaban, casi nunca llegaron a entenderse. Sin embargo, si uno necesitaba la presencia del otro, no hacía falta pedirlo dos veces.
Les gustaba llamar la atención, sin importar que eso conllevara a tener fingir cariño delante de otras persona. Afortunadamente, no lo veían como algo negativo.
Actualmente, al fin estaban terminando su tan esperado último año educativo en Hogwarts. Y eso significaba que tanto Athena como Scorpius volverían a sus respectivos hogares.
Ambos chicos viajaban en el famoso tren color escarlata junto a su grupo de amigos.
A un costado del compartimiento, estaba Allison Parkinson sentada al lado de Damian Nott. Los dos se susurraban cosas al oído mientras soltaban pequeñas, dándose besos en el cuello.
Para los ojos de Athena, una relación como esa era demasiado esfuerzo, completamente innecesario. Ella sabía que nunca podría estar así con alguien, no veía ese tipo de amor en su futuro.
La pelirroja sentía escalofríos abrumar su brazo al sentir las leves caricias en el hombro que Scorpius le hacía mientras se recostaba sobre la pared.
No era un toque reconfortante, más bien todo lo contrario.
Llevaban saliendo durante unos cinco años, a pesar de que en el medio estuvieron con diferentes personas, aunque ese pequeño detalle lo mantenían en privado. No era asunto de nadie.
Además, tampoco ayudaba el hecho de que ciertas personas, especialmente familiares o amigos cercanos, les preguntaran seguido:
¿Cuándo se casarán? ¿Cuántos hijos tendrán? ¿Te mudarías con él?
No sé. No sé. Y sí, y muy lejos de ustedes, viejas sádicas.
Athena se tragó su ira, volviendo de nuevo a la realidad, notando que Elphias Zabini se les había unido sentándose junto a la encantadora pareja frente a ellos.
Él y Scorpius comenzaron a discutir sobre una fiesta que el rubio quería organizar en su mansión. Esa sería la última, considerando que ese año habían terminado su estadía en Hogwarts.
Por un tiempo, Athena dudó en cuánto tiempo podrían seguir con todo el asunto de las citas o el 'amor' de pareja con Scorpius. Cada vez se volvía más difícil mantener una relación con aquella, considerando que sus conocidos confiaban en que los dos estaban locamente enamorados.
—Entonces, Scorpius, ¿crees que tu padre nos dejara beber un poco de su viejo vino?
—No creo, pero, sinceramente me importa una mierda. Seguramente él va a estar ocupado con su trabajo en el ministerio o con alguno de sus asuntos nocturnos. Como sea, mi padre no estará y vamos a poder hacer lo que queramos.
—Scorp, tú no -
El rubio dejó escapar un suspiro exagerado antes de posar una mano sobre su sien, frotándola suavemente.—Honestamente, Athena, vas a ser así cada vez que mencione una jodida fiesta. Después te preguntas porqué no te invito.
Elphias soltó una risa.
—Sólo estoy intentando -
—Cállate.
Athena sabía que las chances de que su presunto novio le diera la razón a alguien más que no sea él mismo eran iguales a lograr que el agua de un río vaya en la dirección opuesta. Imposible.
Y eso era otra de las cosas que detestaba.
Odiaba lo terco que Scorpius podía llegar a comportarse.
En su interior, la pelirroja estaba conteniendo la ira impulsiva de recalcarle al chico lo idiota que era, pero no quería arruinar el momento. No podía discutir con él en frente del resto.
Decidió que lo mejor sería irse lo antes posible, no permitiría que su enojo se apoderara de ella.
Por lo tanto, lentamente, apartó su cuerpo de Scorpius, levantándose.—Bien, en ese caso, si me disculpas, tengo ganas de ir al baño.
En su intento de agarrar la manija de la puerta del compartimiento, una mano se posó sobre la suya causando que se diera vuelta quedando cara a cara con el rubio.
Scorpius quitó su mano para posicionarla sobre la mejilla de su novia, acariciándola con cuidado para luego darle un tierno beso en los labios.
Un beso bastante desagradable si le preguntabas a Athena.
Podría ser muchísimo mejor.
Luego de unos segundos, la chica se separó, volviendo a agarrar la manija. No obstante, antes de que pudiera salir del lugar, escuchó al rubio decir:
—Te amo.
Otra de las cosas que Athena odiaba.
No le gustaban en lo absoluto esas palabras.
De todos modos, se tragó el sentimiento de repugnancia.
—Yo también te amo.
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IMPETUOUS | Draco Malfoy
FanfictionTenía 15 segundos para elegir con quién quedarse para siempre. 15 malditos segundos. Scorpius Malfoy era una elección segura, alguien predecible que la protegería. Alguien a quien pudiera aprender a amar. Sin embargo, Draco Malfoy había llamado su a...