Capítulo
CINCO
—Mira al diablo a los ojos.
Athena tragó con dificultad, soltando un suspiro en un intento de calmar su ansiedad. Apenas conocía al hombre y ya se sentía intimidada por su presencia, como si su confianza estuviera siendo absorbida por su él con cada palabra que decía.
—Preciosa, te aconsejo que escuches lo que dijo. No es difícil para mí caer en mis malos hábitos cuando alguien no hace ningún esfuerzo por escucharme.
A pesar de las palabras del hombre sonaban bastante manipuladoras, Athena decidió no hacer caso a sus deseos, aunque su rostro tomara un color rojizo en sus mejillas.
—Mírame.
Sus nervios aumentaban.
—¿No? Está bien, querida. Haré que me obedezcas de otra forma.
Athena se movió incómodamente en su asiento.
—No te preocupes, preciosa, no voy a tocarte. Al menos no todavía. Como dije antes, tengo una reunión, así que me temo que tendremos que continuar nuestra pequeña charla en otro momento.
Luego de esas palabras, la pelirroja escuchó una silla arrastrarse frente a ella.
—Espero verte en la cena, padre.
Draco aclaró su garganta.—Tranquilo que en la cena de hoy no va a faltar mi presencia.
Scorpius sonrió, feliz de escuchar esa respuesta. Por su lado, Athena solo podía pensar en cómo carajos iba a hacer para volver a pasar otro momento con ese hombre.
La pelirroja pudo relajarse finalmente al escuchar el sonido de la puerta del comedor cerrarse. Estaba segura de que si Draco seguía hablando con ella en su mente un minuto más, iba a desmayarse de los nervios.
El rubio se acercó hacia la chica para poder acariciar su brazo.—Hoy fue divertido, Athena, te veías bastante entretenida.
—Estuvo bien.—habló la pelirroja apartando su mano de ella.—No tengo mucha hambre, creo que voy a ir a visitar a James. Si me disculpas -
—Voy contigo.—interrumpió.—Dijiste que necesitábamos trabajar nuestra amistad, ¿verdad?
¿Por qué mierda digo cosas de las que después me arrepiento?
—Supongo que si.—Athena sonrió.—Bueno, vamos.
(...)
Scorpius vestía un esmoquin gris con el cabello despeinado con gel, si era honesta Athena no sabía por qué o de dónde había encontrado esa fascinación el rubio por usar tanto gel en la cabeza - creía que le pausaba las ideas.
—Acércate.—pidió la chica.—No irás a la casa de mi hermano con ese desastre al que llamas cabello.
El rubio rodó los ojos en broma, caminando hacia su novia para quedar frente a ella. Gracias a la cercanía, Athena pudo distinguir su característico olor a cítricos. Un aroma espantoso si le preguntabas.

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IMPETUOUS | Draco Malfoy
FanfictionTenía 15 segundos para elegir con quién quedarse para siempre. 15 malditos segundos. Scorpius Malfoy era una elección segura, alguien predecible que la protegería. Alguien a quien pudiera aprender a amar. Sin embargo, Draco Malfoy había llamado su a...