¿A ti también te pasa que quieres leer relatos +18, te fijas en la clasificación, entras a leerlo y te das cuenta de que los personajes no pasan de los besitos y de las caricias superficiales?
Somos dos. Hay que utilizar la "clasificación adulto" c...
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Igual que Akaashi tiene su lado más perverso, detrás de esa expresión calmada, Bokuto tiene un lado depredador detrás de su inocencia habitual.
- ¿Estás listo, Keiji?- pregunta el mayor llamando a la puerta del dormitorio que comparten.
Desde el interior de la habitación Akaashi le dice que entre y espera de pie delante de la puerta. Intenta no desviar la mirada del hombre con el que está casado cuando aparece imponente, con su traje de chaqueta y pantalón negros, dejando ver una camisa blanca y una pajarita en tono crema alrededor de su cuello.
A Akaashi se le atragantan las palabras al observarle detenidamente. Su espalda siendo acentuada por la chaqueta, sus piernas enfundadas en un pantalón que resalta su trasero y su entrepierna con demasiada elegancia.
"Cada vez que pienso en lo que valió ese traje me parece poco en comparación con lo bien que le queda." piensa Akaashi cruzando la mirada con Bokuto.
El mayor entrecierra los ojos mostrando una sonrisa cerrada y ladeada que hace temblar ligeramente al contrario. Sus ojos ámbar se pasean por el cuerpo semi desnudo de su esposo, quien porta un conjunto de encaje negro. El top que cubre, sin ningún éxito, sus pectorales, mientras que la pequeña prenda inferior, bordada en una tela floral del mismo color, está unida por medio de unas tiras de tela elásticas que acentúan su cuerpo y acarician su piel cada vez que se mueve, a las medias casi transparentes a medio camino de las rodillas.
Bokuto se muerde el interior de la mejilla por la exótica imagen de su esposo vestido de esa manera. Le recuerda a su noche de bodas; hace casi tres años.
Se acerca al menor con paso decidido, alzando la mirada hasta sus azulados ojos a medida que la sonrisa de sus labios desaparece para dejar una expresión más fría.
Akaashi vuelve a sentir un escalofrío. Contiene un jadeo de exaltación cuando las manos contrarias se hacen presentes en su cadera y lo atrae de un movimiento a su cuerpo. Entrecierra los ojos dejándose llevar por la colonia de él y por el sonido de su voz, mucho más ronca que de costumbre.
- Akaashi.- su antiguo apellido resuena en la mente del pelinegro como una palabra maldita que despierta el mayor de los deseos.- ¿Dónde está mi Akaashi travieso?
Él reacciona ante su pregunta con una risa débil y juguetona. Sus manos se deslizan por el torso de Bokuto demasiado cubierto para su gusto personal. Acaricia con la yema de los dedos su cuello y sigue ascendiendo por su mandíbula y pómulos hasta terminar deslizándose por sus labios.
- No sé donde puede estar...- deja las palabras en el aire, acortando distancias rápidamente.
Los labios de ambos quedan apenas a unos centímetros de distancia, rozándose silenciosamente, torturando sus mentes con el deseo de besarlos y exhalando el aire contenido en la garganta del otro por el exceso de éxtasis repentino.
