Dos - ¿Cómo me cambia la verdad?

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Por Betzy Gómez

Aquí está la Biblia, muéstrenme dónde dice eso". Estas palabras nos cayeron como un balde de agua helada en medio de la noche. Estábamos en una cena en casa de unos amigos muy amados, y allí conocimos a Lázaro, la primera persona que desafió nuestras convicciones. A mi esposo le encantaba debatir —con gran vehemencia— los temas concernientes a la fe. Ambos disfrutamos conversar y siempre teníamos una respuesta "bíblica" —o al menos así pensábamos—. Nuestra pasión por defender nuestros puntos de vista nos hacía lucir muy convincentes, y en la mayoría de los casos ganábamos la discusión. 

Pero esa noche fue diferente. El desafío de Lázaro nos desarmó. Nos dejó en un silencio que reveló que no sabíamos de dónde habíamos sacado esa idea que considerábamos bíblica y que defendíamos con uñas y dientes. No te puedes imaginar lo incapaces que nos sentimos —obviamente no lo demostramos porque queríamos ganar la discusión—, pero a diferencia de nosotros, él sí sabía dónde se encontraba el pasaje al que nos referíamos. Leerlo cuidadosamente bastó para darnos cuenta de que en realidad decía lo contrario a lo que nosotros pensábamos. Fue suficiente abrir la Biblia y leer todo el capítulo, en lugar de leer el versículo aislado. No podíamos creer lo que veían nuestros ojos. ¡El mundo se nos puso al revés!

Esa noche nos fuimos a casa con muchas preguntas. Quisiera decirte que éramos nuevos creyentes y por eso "no sabíamos mucho", pero mi esposo y yo llevábamos años sirviendo como líderes de jóvenes en la iglesia. ¡Ay! Aunque ambos crecimos en contextos cristianos diferentes y amábamos a Dios, estábamos aferrados a muchas convicciones erradas que aprendimos de otros. A diferencia de los creyentes de Berea (Hechos 17:10-11) que recibían las enseñanzas de sus líderes con solicitud, pero lo examinaban todo a la luz de las Escrituras para confirmar si eran ciertas, nosotros dábamos todo por sentado y no verificábamos si algunas enseñanzas estaban en armonía con la Palabra de Dios y, peor aún, las repetíamos y comunicábamos a otros.

Si era lógico, si lo decía alguien influyente, si nos hacía sentir bien y parecía bíblico o espiritual, entonces lo considerábamos verdad. Sí, sabíamos y creíamos que éramos pecadores y que Jesús había muerto en la cruz para salvarnos de nuestros pecados, pero a eso le añadíamos un montón de teorías y prácticas que no salían de la Palabra de Dios. Dios, en su gracia, usó a Lázaro —quien hoy es un gran amigo— para que nos diéramos cuenta de que profesar a Cristo como Señor y Salvador conlleva una rendición absoluta a la autoridad de Su Palabra.

A partir de ese momento, Dios trajo un avivamiento a nuestras vidas y todo — absolutamente todo— cambió. Ese es el efecto de la verdad.

Por primera vez, estuvimos dispuestos a dejar a un lado nuestras convicciones para que la Palabra de Dios transformara nuestro entendimiento (Romanos 12:1-2). El costo de rendirnos a Su autoridad fue alto, pero nada podía compararse con el gozo que experimentamos al consumir y conformar nuestra mente y nuestra vida con la verdad (Jeremías 15:16; Filipenses 3:8). ¡Parecíamos niños recién nacidos, hambrientos (1 Pedro 2:2) por conocer más de Dios! Todo cambió. La vida cristiana se veía a todo color y nuestros corazones rebosaban de plenitud. La verdad transformó mi manera de ver a Dios y la forma como me acercaba a Él. Reemplazó las mentiras que había creído acerca de mi feminidad y transformó mis afectos. Cambió mis prioridades y revolucionó toda mi manera de vivir.

Cuando comparto esto con las jóvenes, a menudo me preguntan: "¿Cómo cambiaste? ¿Cómo sé si mi vida no se conforma con la verdad? ¿Qué tengo que hacer para cambiar?".

 Quisiera darte tres pasos sencillos que te ayuden a poner tu vida en orden. Quisiera saltar de las páginas y sentarme a tu lado para darte todos los consejos prácticos que se encuentran en este libro. Pero si lo hiciera te estaría guiando a un moralismo hueco. 

Joven Verdadera (firme en un mundo que intenta seducirte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora