Siete - Dios me ha dado emociones para su gloria

39 0 0
                                    

por Aylín Michelén de Merck

Estábamos a punto de subir al avión. Una sensación de pánico, a la queno soy ajena, comenzó a crecer en mi corazón. Comencé a respirar y atratar de ignorar lo que el temor me dictaba. Soy claustrofóbica, y aunquevolar en sí no me da temor, estar dentro de un avión puede hacer que mesienta atrapada.  

Después de subirnos, mientras caminaba hacia nuestros asientos, Temorcomenzó a sonar la señal de alarma. "¿Ves?", me decía. "Estás en la últimafila. Justo lo que detestas. Y para colmo, no tienes ventanas". Me senté enla fila que me tocaba con mi pequeño en brazos. El corazón se me estabaacelerando un poco. Temor continuó: ¿"Crees que aguantarás dos horas aquí?Vas a ver que te da un ataque de pánico". ¿Cómo iba a responder a lo que Temor me decía?

LAS EMOCIONES SON UN REGALO

A veces quisiera deshacerme de las emociones que siento con tantaintensidad y que en ocasiones son tan difíciles de controlar. Pero hay unarealidad que tengo que tomar en cuenta y es que las emociones son un regalo de Dios. Nos dicen muchas cosas que son verdad y que nos permitenexperimentar la vida con mayor plenitud. Le doy gracias a Dios por darmeel regalo de experimentar el amor profundo de mi esposo, la ternuraexquisita de tener a mis bebés en brazos o el deleite que me produce gozardel mar frente a mí. ¿Imaginas lo que sería la vida si todo fuera siempre lomismo? Si no pudieras saborear un helado de chocolate con salsa dechocolate? ¿O si no pudieras disfrutar montarte en una montaña rusa?

Las emociones también son un regalo porque a través de ellas mostramosal mundo las emociones de Dios. Él ama a Sus hijos con un amor entrañable(Isaías 43:4). Su corazón se mueve lleno de compasión por aquellos que letemen (Salmo 103:13). Él se goza tanto con Su pueblo que hasta canta dealegría (Sofonías 3:17). Dios experimenta ira por el pecado y detesta lainjusticia (Proverbios 11:1). Nuestro Padre es celoso y en Su amor nosguarda sólo para Él (Éxodo 34:14). 

Sin embargo, por causa de nuestro pecado, a veces las emociones tambiénnos dicen cosas que no son verdad. Nos gritan a todo volumen para que lesprestemos atención. Quieren que sintamos su urgencia y que actuemos deacuerdo a ellas. 

Cuando nuestras emociones reflejan el carácter hermoso y santo de Dios,nuestra alma permanece firme. Pero cuando las emociones toman el controly sirven a otro dios, nos tambaleamos y perdemos el equilibrio. En esosmomentos es difícil pensar de manera lógica, podemos actuar de manerairracional, y amar a otros se vuelve imposible.  

Cuando nuestras emociones nos dominan, ellas determinan la "verdad"conforme a la cual vivimos. Es como si de repente nos pusiéramos unaslentes azules y todo lo viéramos de ese color. Entonces funcionan comonuestro amo, y en vez de obedecer a Dios y actuar de acuerdo a Su verdad,nos llevan a adorar otras cosas en vez de adorar al único y solo Dios,nuestro Salvador. 

¿Qué podemos hacer para asegurarnos de que nuestras emociones sirvan anuestro Padre y lo glorifiquen?  

Necesitamos permanecer en Cristo Jesús. Cuando sientas emociones queno reflejen la santidad de Dios y quieran dominarte —ya sea depresión, ansiedad, temor, envidia, ira, tristeza, desconfianza, sentido de condenacióno culpabilidad— cree en Él. Cree que Él conquistó todas esas emociones,de tal modo que Él es tu Rey, no ellas.

No pongas tu fe en lo que tú eres capaz de sentir, pensar o hacer. Más bienpon tu fe en todo lo que Cristo es y todo lo que Él hace en ti y por ti, inclusoahora mismo:  

• Él te ha hecho nueva. 

• Su evangelio es poder de Dios para salvación (Romanos 1:16) no solocuando te convertiste, sino que sigue siendo el poder que necesitas eneste momento para vivir. 

Joven Verdadera (firme en un mundo que intenta seducirte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora