Prólogo

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Prólogo

La magia siempre había existido, sin embargo nunca nadie le pudo dar explicación lógica. Muchos dijeron que era algo en la sangre, pero si fuera así ¿esta no se podría heredar?, otros dijeron que era una maldición y es por ello que aquellos con el don fueron perseguidos y asesinados, pero por otro lado, muchos otros creían que eran regalos del cielo, una bendición.

La realidad era que en la actualidad muchos de los portadores de magia ostentaban cargos importantes en el gobierno, el caso más conocido era el del General Lesath, más conocido como el Aguijón, en honor a su nombre y a la constelación de escorpio a la que pertenecía.

El General, como muchos decían, había sido bendecido con el don de la mente, nadie sabía cuál era exactamente su poder, pero los testimonios habían sido claros, "es como si supiera cuáles eran mis siguientes palabras y movimientos".

Nunca nadie lo acusó de estar maldito o algo por el estilo, nadie nunca se atrevería a ir contra alguien de la casa de escorpio, al fin de cuentas ellos eran la familia con más apoyo por parte del actual Rey Sirio III y Lesath siempre había demostrado una gran lealtad hacia la Familia Real, hacia la Casa de Canis.

Leila, por otro lado, había nacido en una familia humilde, pero feliz. Su padre era un pescador y su madre una excelente vendedora, ambos vivían una vida sencilla pero agradable junto a su pequeña hija. Lamentablemente esa felicidad no duraría mucho.

Todo comenzó con una noche de tormenta con una esposa preocupada por su marido, para su mala suerte sus miedos se habían hecho realidad, porque no tardaron en traer la trágica noticia que su esposo había muerto en un naufragio.

La noticia había sido devastadora para la mujer ahora viuda con su pequeña hija y sin ninguna fuente de ingresos para alimentar a dos bocas.

Los primeros días recibió ayuda de sus vecinos y amigos, pero ella sabía que no duraría para siempre así que decidió dejar el pequeño pueblo pesquero y comenzar desde cero en algún lugar tranquilo en donde pudiera criar a su hija.

A la viuda no le fue mal, había migrado a las tierras del norte a una pequeña villa en donde había abierto una tienda de remedios naturales y donde había sido bien recibida junto a su hija. La mujer aún extrañaba a su esposo pero sabía que él estaría feliz viendo como habían salido adelante por el bien de su pequeño retoño.

Pero como todo en la vida, siempre hay un final, incluso la vida misma.

Nadie en el pueblo se lo esperaba, pero eso no evitó que ocurriera. Bandidos asaltaron la pequeña villa por la noche, matando, robando y destruyendo todo a su paso.

La madre de Leila, escondió a su hija en un armario susurrándole dulces mentiras a su hija, diciéndole que todo iba a estar bien pero que no tenía que salir de ahí , como cualquier niña de 9 años Leila está asustada pero confiaba en su madre.

De igual manera la pequeña niña de 9 años espió por la rendija del armario y lo que vio marcó por el resto de su vida a Leila.

Los bandidos entraron reclamando riquezas que no encontrarían en la humilde tienda de remedios, de igual manera que con todo el pueblo asesinaron a la mujer sin pensarlo demasiado, en ese momento Leila se quedó en shock el cuerpo de su madre ahora permanecía inerte en frío piso de madera que ahora se compensaba a teñir de rojo por la sangre que salía descontroladamente del cuello de la mujer.

Leila lloraba sin darse cuenta deseando desde lo profundo de su corazón que su madre se levantara y matara a esos intrusos.

Y de alguna retorcida manera sus ruegos fueron escuchados por los cielos.

Los ojos de la niña cambiaron a un rojo tan brillante como la sangre de su madre que ahora se levantaba y de una forma salvaje y con el mismo cuchillo que había tenido clavado en la garganta mataba uno por uno a cada maldito bastardo. Ellos trataron de defenderse pero no importaba cuántas veces atravesarán a la mujer con sus espadas ella seguía de pie bailando al ritmo de la muerte.

Esa noche Leila se dio cuenta de tres cosas, la primera, que a pesar de que su madre estaba de pie, ella solo era un cascaron vacío, solo era un cadáver caminante, la segunda cosa que noto fue que, era ella misma quien permitía que su madre caminara y se moviera, la última cosa que se dio cuenta era que se había quedado sola.

No importó por cuantas horas pasaron, Leila buscó por todo el pueblo algún superviviente, pero lo único que encontró fue un pueblo de muerte sumido en el silencio que solo era interrumpido por el sonido de las aves carroñeras que anunciaban lo que ella ya sabía.

Sola y sin saber que hacer, comenzó a cavar las tumbas de los que alguna vez fueron sus vecinos y amigos. Al inicio comenzó hacerlo ella sola, pero en algún momento deseó tener un poco de ayuda y se sorprendió de ver que un par de sus vecinos se levantaban a plena luz del día para ayudarla a cavar las tumbas. Ella sabía que estaban muertos y que solo habían obedecido a sus deseos, de igual manera les agradeció y así poco a poco cada miembro del pueblo obtuvo sepultura, en especial su madre a quien la acompañó de flores silvestres y de rezos a los cielos para que encontrara paz en el más allá con su padre.

Hola mis lectores! Espero que este inicio les allá enganchado con la historia, tanto como a mi, en adelante, los capítulos serán narrados desde la perspectiva tanto de Leila como de Lesath :D

Por otro lado, aun no tengo fecha fija para la publicación de los siguiente capítulos ya que en prioridad esta en terminar mi otro libro "Vendida a un hechicero", pero esto puede variar según el apoyo que vaya recibiendo la historia.

Por ultimo, si encuentran errores ortográficos por favor no enfadarse, la historia será corregida cuando este culminada, hasta ese entonces se me aguantan.

Sin nada mas que decir, un besote y los mejores deseos :D <3 <3 <3 

Portadora de la Muerte - Tierras SalvajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora