Capítulo 5: Futuro Incierto

6 2 0
                                    

Capítulo 5: Futuro Incierto

Leila

Mi cerebro quedó como papilla, creo que hasta estaba babeando sobre la mesa. Había sido como ver una película de mi vida entera, pero en 5 segundos. Ahora que la adrenalina se había ido podía sentir el ardor en mi espalda, sumado a como sentía mi cerebro, podía declarar oficialmente que lo unico que queria en este momento era morirme, tal vez los cielos perdonaran mis actos y me dejaran reunirme con mis padres en el sueño eterno, pero como mi suerte era nula, mis plegarias no fueron escuchadas.

Dos guardias entraron a las mazmorras, desencadenandome de la mesa y obligándome a pararme en mis piernas que ladraban de dolor por la corrida de ayer. Salimos a lo que pensaba era mi última mirada al sol, pero para mi desgracia una capucha fue puesta sobre mi cabeza, bloqueandome la visión.

Ni se te ocurra hacer ningún truco maldita bruja - dijo uno de los guardias mientra me arrastraban a quien sabe donde.

Después de lo que me pareció una eternidad, terminé siendo arrojada a lo que muy pronto descubriría que era un calabozo rodante. "Genial" pensé, alarguen el sufrimiento de la niña de 13 años.

Me hubiera gustado decir que poco después la carroza comenzó a moverse pero la verdad es que no, lo peor de todo es que el día era soleado y caluroso y un calabozo no era el lugar más fresco que digamos, así que ahí estaba, sudada y pegajosa, después de no se cuantas horas.

Tenía los labios secos y las heridas de la espalda picaban y rogaba para que no se me infectaran, el atardecer estaba llegando y a mi aun no me ejecutaban, hecho que me extrañaba sobremanera. Suspire con aire melancólico, estaba aburrida y triste, era tonto lo se, pero de cierto modo Nox había sido mi compañía en todo este tiempo que estuve bajo el mando de Becrux. Ahora la rata de seguro estaría pudriéndose bajo el caluroso sol de Andros.

Para cuando dio la noche el bullicio de personas al rededor y el relinchar de los caballos llamó lo suficiente mi atención para pararme de puntitas y mirar a través de la única y pequeña ventana enrejada que daba al exterior. Lo que sea que había pasado el día de hoy, había finalizado y si mi intuición no me fallaba estaríamos de camino a Galantus, Capital del Reino Locus y una de las ciudades más Afluentes del mundo. En alguna circunstancia diferente me hubiera emocionado por el hecho que conocería un nuevo lugar, pero la verdad era que ni siquiera estaba segura si llegaría a ver más allá de las cuatro paredes de un calabozo o si moriría llegando a la Capital, como fuera que fuese el viaje iba a ser largo y agotador.

Lesath

No fue sorpresa que el pueblo celebrara la muerte de su Gobernante, de igual manera se siguió con las costumbres de enterrar a los muertos y encomendarlos a los cielos. Gacrux no tardó en llegar a la ciudad y tomar el puesto de su difunto hermano, cuando le comente el porqué de mi visita y los hechos discutidos con Becrux, se lo tomó de buena manera para mi sorpresa. Al parecer los rumores acerca del hermano menor de los Crux eran ciertos.

Esa misma tarde después del velorio y del entierro di el discurso oficial al pueblo sobre la muerte de su ex Gobernante, Becrux había muerto a manos de uno de sus guardias de confianza, Arwen, quien en un ataque de locura repentina había interrumpido delante de todos y asesinado a su Señor.

Nadie dudó de aquella mentira en especial cuando los testigos habían recibido una jugosa cantidad de dinero para contar la "verdadera" versión de los hechos.

Gacrux por su parte sabía de la verdad de la muerte de su hermano, y no parecía arrepentido, sus únicas palabras fueron "todos obtienen su merecido ya sea en esta vida o en la siguiente".

Después de aquello deje al hombre Gobernar su ciudad tranquilamente, me despedí de Hadar quien se quedaría algunos días a coordinar algunos asuntos antes de partir a las fronteras y yo por mi parte me puse en marcha de regreso a Galantus.

Portadora de la Muerte - Tierras SalvajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora