Después de no saber lo que estaba ocurriendo dentro de la sala, Renata se estaba impacientando un poco y deseaba que Remus o Sirius salieran a los pasillos y le dijeran si James estaba bien. Prácticamente ya se había mordido la uña del pulgar de una mano y definitivamente estaba a punto de empezar a trabajar en la otra. Harry se estaba aburriendo, ya no se entretenía con lo que ocurría al otro lado de la ventana, quería moverse, pero ella no podía tenerlo deambulando por San Mungo. Algunas mañanas eran más ajetreadas que otras como solía afirmar Adelmo y definitivamente esa mañana parecía que estaban terriblemente ocupados con brujas y magos entrando, a diestra y siniestra.
Al no querer estorbar a nadie, los dos se mantenían a un lado, pero de vez en cuando, Harry tiraba de la mano de Renata mientras la miraba. Cada vez que ella miraba hacia abajo, él podía dar la petición de jugar, que ella intentaba hacer algo pequeño para su diversión, pero nunca era suficiente. Un hospital no era divertido para ningún adulto, pero para un niño era como una pura tortura pasar mucho tiempo allí.
-Está bien, Harry- dijo ella, agachándose a la altura de los ojos de Harry -no deberían tardar mucho. Tal vez después de esto, vayamos al parque un rato, ¿te gustaría? Podrás estirar esas piernecitas tuyas.
Le dio un pequeño apretón a uno de los músculos de la pantorrilla que hizo que Harry soltara una risita mientras asentía con la cabeza ante la idea de ir al parque. Por supuesto, siguió mirando en dirección a la sala, y aunque Renata supuso que buscaba a James, eso podría haber sido darle demasiado crédito al pequeño. En cambio, había visto al pequeño de pelo rubio desaparecer en esa dirección después de que la mujer mayor con la que estaba lo arrastrara.
Era otro niño de su edad y viendo que se había divertido tanto con Ron el otro día, no veía por qué no podía ir a divertirse también con ese niño. Sin embargo, por más veces que intentaba tirar de Renata en esa dirección, ella se negaba a dirigirse hacia allí y Harry no entendía por qué. Pero el destino decidió actuar con cierta amabilidad cuando las puertas de la sala se abrieron y Remus regresó con una pequeña sonrisa en el rostro.
Inmediatamente, Renata se puso de pie, manteniendo una mirada esperanzada en su expresión mientras Remus se acercaba a ellos.
-Bueno, hay buenas noticias- dijo Remus mientras metía las manos en el bolsillo de su pantalón -van a dejar que James vuelva a casa hoy.
-¡Es una noticia fantástica!- exclamó Renata mientras daba una palmada, haciendo que Harry siguiera sus acciones, pensando que estaban a punto de jugar otro juego.
-Sin embargo- añadió Remus, con la voz cada vez más baja -no quieren que esté solo. Sobre todo si Harry está con él. No volvió a entrar en uno de esos trances mientras estaba en observación, pero no pueden estar seguros de si fue algo puntual o no. Creen que eso en sí mismo puede ser un peligro, no sólo para James sino también para Harry.
-Puedo entender eso- Renata asintió con la cabeza -entonces hay un plan o...
Pudo ver que Remus la miraba como si fuera la respuesta a todos los problemas del mundo, lo que la llevó a dejar de hablar abruptamente por el momento. Podía ver la dirección que iba a tomar la conversación y Remus parecía positivamente nervioso por cómo iba a reaccionar ella. Con un duro trago, Renata miró a su alrededor por un segundo, frotando sus propias manos con nerviosismo antes de estirar la mano y agarrar la de Harry antes de que se le ocurriera salir corriendo a buscar algo divertido que hacer.