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Cameron:

Estuvimos un rato ahí, yo la tenía entre mis brazos tratando de calmarla mientras ella se aferraba al cuello de mi sudadera. A lo lejos vi que a se acercaba una camioneta que  reconocí al instante, era la del tío de Francia. Una vez estacionado a nuestro lado bajo de inmediato, sentí como la respiración de Francia se regularizaba.

—por Dios— dijo apenas nos vio, le hice una seña para que no haga mucho ruido —¿que fue lo qué pasó?— pregunto en susurro

—estaba por saltar— miré a Francia y luego a la baranda del puente

Su tío llevo una de sus manos a su boca y la otra su cabeza.

—creo que será mejor que la lleve a casa— dijo acercándose

—está dormida— avise, el asintió y se acercó con cuidado para tomarla en brazos, pero como si se tratase de un bebé, ella se aferró mas a mi, su tío me miró buscando ayuda y un poco avergonzado —no se preocupe— dije, con cuidado cargue a Francia (la cual no pesaba casi nada) y traté de acomodarla en los asientos de atrás del auto, pero no lo lograba así que subí con ella en mis brazos y la coloqué en mi regazo como a un bebé dormido.

Su tío me agradeció y subió rápidamente a la parte del conductor, no sabía cual era su prisa, Francia no estaba herida, solo dormía.

Baje mi mirada a su rostro y lo pude apreciar mejor, su piel morena, sus ojos cerrados con unas pestañas hermosas, su nariz levemente respingada, sus labios... ni tan pequeños ni tan grandes, simplemente perfectos. Inconscientemente empecé a acariciar su mejilla, hasta que pasamos por un bache y sentí a Francia removerse entre mis brazos, logré ver la mirada preocupante de su tío, poco a poco Francia iba abriendo los ojos.


Francia:

Poco a poco iba cayendo en la oscuridad, los latidos un tanto acelerados de Cameron era lo único que escuchaba. Sentí que me querían alejar, pero realmente me sentía muy cómoda, sentía lo que en estos dos años no había sentido, paz.

No quería que me alejaran, quería seguir sintiéndolo, lo necesitaba.

Estaba tan relajada, ahora lo único que escuchaba eran los latidos más relajados y sentía su perfume. Se sentía tan bien. Pero sentí como si mi cuerpo diera un respingón para luego sentir que caía. Asustada me removí de donde estaba, no quería abrir los ojos, pero el olor a ambientador de auto fue el culpable, deje de sentir el perfume de la persona causante de mi paz para solo centrarme en el del ambientador, el movimiento constante me mareaba, las luces tenues me molestaban, poco a poco fui abriendo los ojos, estaba en el auto de Ryan.

Quise salir, mi único instinto en ese momento era la necesidad de bajar del auto. No podía articular palabra alguna, sentía la garganta seca.

—para el auto— dije desesperada como pude, mi voz sonó muy débil

Forcejee con los brazos que me sostenían, pero aplicó más fuerza y me atrajo hacia el, escondió mi cabeza en el espacio de su hombro con su cuello.

—tranquila— susurro en mi oído mientras acariciaba mi cabeza

Su aroma, eso era lo único que inundaba mis fosas nasales en mi intento desesperado de respirar. Poco a poco deje de forcejear y me deje llevar por aquel aroma. Sentí que dejamos de movernos y muy lentamente me alejaban de mi escondite, para conectar con esos ojos azules.

—ya llegamos— hablo con cautela —te ayudaré a bajar ¿de acuerdo?— asentí —solo no te desesperes, estaré contigo— me tome de la mano —no te soltaré y no me soltarás hasta que se sientas segura ¿de acuerdo?— volví a asentir hipnotizada por aquellos ojos

~HASTA QUE TE VI~  //Cameron Brodeur//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora