Narrador omnisciente:
- Vaya mierda...
La situación desde luego no era la ideal, Ciel y Sebastian acababan de llegar a su mansión en Londres encontrándose con Agni muerto y con un Soma en completa tensión, y como si la cosa no pudiese empeorar, la chica a la q tanto habían estado buscando acababa de aparecer delante de sus narices.
- Ash?...
Ciel era el único q estaba en sus cabales en ese momento y q no le sorprendía la aparición de dicha mujer, sin embargo, Sebastian estaba boquiabierto, ya fuese de la sorpresa o tal vez de la alegría de volver a verla.
Ella se acercó al mayordomo con paso firme y pasó a su lado sin siquiera mirarle a los ojos para arrodillarse junto el cuerpo inerte de Agni.
- Los humanos sois realmente frágiles, y tú en especial no merecías morir tan fácilmente. - hablaba con el cadáver como si eso fuese a ayudar en algo. Puso sus manos sobre el pecho de este y cerró los ojos con fuerza utilizando parte de su poder para curar sus heridas y limpiar sus ropas - Al menos ahora estás más presentable para tu amo.
La chica se levantó y se dispuso a irse hasta q la agarraron de la manga.
- No te vayas.
- Creí haberte dicho q solo volvería cuando estuvieses dispuesto a contarme la verdad, puedes hacerlo?
- ...no.
Se soltó el agarre bruscamente.
- Lo suponía.
Y desapareció de la nada, tal y como había aparecido.
.
.
.
Narra Ash:
- Le arrebataré todo! El título, las tierras, la finca! El nombre, "conde Ciel Phantomhive" me pertenece!
El hermano muerto de Ciel había aparecido acompañado de Undertaker quien lo había resucitado. El problema es q el Ciel q conocemos no es el verdadero Ciel, el verdadero Ciel es su hermano, y con ese nombre va el cargo del perro de la reina y todo lo q conlleva. Pero ni de broma se iba a poder quedar con eso cuando ha sido nuestro Ciel quien tanto ha sacrificado por su honor.
- Maravilloso discurso "conde".
Todos se quedaron mirando hacia la puerta en la q estaba apoyada. No me extraña q les sorprenda verme otra vez.
- Como...? Cuando has...?
- No te preocupes, tu "edificio" está seguro, y no han podido seguirme, he entrado haciendo un pequeño truco de magia.
- Q haces aquí?
Desde luego se notaba el mal humor de Ciel.
- Puedes tranquilizar tus nervios, vengo a cumplir mi trabajo como mayordomo, bocchan. He visto cómo va todo y he pensado q era buena idea volver al trabajo, necesitaras más ayuda de la q te pueda proporcionar tu demonio.
De nuevo todos estaban perplejos, aunque Sebastian parecía verse más dolido q sorprendido.
- Está bien, pero no puedes seguir tomándote descansos cuando te da la gana, es una orden.
- Sí my lord.
- Oohhh~ ya q os quedaréis aquí por un tiempo tendréis q trabajar para mí, solo hasta q os vayáis. Ran-Mao acompaña a la nueva para q se cambie de ropas.
La chica q había al lado de Lau se levantó y se alejó por el pasillo haciéndome un gesto con la mano para indicar q la siguiese.
Llegamos a un gran cuarto lleno de ropas extravagantes y excesivamente cortas para mi gusto. La chica me tendió un vestido negro con decoraciones blancas, escotado y, como ya he dicho antes, muy corto para mí.
- Es necesario q me ponga uno de estos?
- ...
- No hablas mucho cierto? Te ha comido la lengua tu hermano?
Pasó de no expresar nada a fulminarme con la mirada.
- Deberías tener cuidado con lo q dices.
Suspiré resignada, no sabía q narices me pasaba.
- Lo siento, me he pasado, últimamente no tengo el mejor humor por así decirlo.
Me metí en el cambiador y empecé a ponerme el vestido q me habían dado.
- Q no se repita.
Ya con el vestido puesto volvimos a la sala con todos los demás, el ambiente parecía más tranquilo.
- Bien, en q estábamos?
- Estaba repartiendo las tareas q tendréis mientras estéis aquí~ el conde servirá a los clientes y el mayordomo hará el trabajo q hacen las chicas, no estaría mal tener más mujeres como clientes. Creía haber acabado de dar q haceres, pero ahora q te veo con ese vestido tendré q darte un trabajo también.
No me gustaba por dónde iban los tiros.
- Ni se te ocurra pedirme q te sirva a ti como lo hace Ran-Mao por q lo único q vas a ganar será una castración gratuita.
- Wow, q agresividad~ pero tranquila, tenía pensado emparejarte con Sebastian, dos bellezas juntas son mejores q una sola~
Perdón q?
Mis ojos se abrieron tanto como podían expresando la sorpresa y el desencanto del deber q me había dado.
- Ya, eeeeh, creo q eso no va a funcionar.
- Es esa opción o servir a todos los hombres borrachos y estúpidos q vienen aquí, elige.
Maldita sea...encima no puedo irme ya q he vuelto a trabajar con Ciel...puta mierda.
- Tch, prefiero a Sebastian q unos borrachos con las manos sueltas.
- Estupendo, aclarado todo creo q sería hora de descansar, mañana empezaréis el trabajo. Chicas, enseñarles sus cuartos.
Salimos al pasillo guiados de un grupo de mujeres y a medida q avanzábamos nos iban indicando la habitación q nos correspondía a cada uno, y como no, me tocó compartirla con Sebastian.
- No hay posibilidad de tener otra habitación? - la chica me miró, se dio media vuelta y se fue sin responder - No sabe hablar o q?
- Parece q al final has vuelto.
Entramos a la habitación, era amplia y el color rojo y dorado de las paredes era lo q más destacaba, pero solo había una cama, suerte q no necesito dormir.
- Sí, pero no por ti, de hecho preferiría tener el menor contacto posible contigo.
- Sigues molesta?
Le miré a los ojos fusilandole con la mirada.
- Molesta? Estoy más q molesta, estoy enfadada, te consideré mi amigo y tú me mentiste.
- Técnicamente no he mentido.
Me acerqué a él realmente enfurecida, encima tenía la osadía de decirme eso con aire vacilante.
- No pienso volver a caer en la misma trampa otra vez, al fin de cuentas solo eres un demonio.
- No tienes derecho a decir eso, ni siquiera sabes q pasó o por q no quiero q lo sepas.
De alguna manera parecía q estaba igual de enfadado q yo.
- Y por q no me lo cuentas?!
- Por q no quiero q lo recuerdes!
Milagro si no nos oían gritar desde fuera.
- Y por q no?!
- Por q yo te maté!
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Cielo e infierno, para servirle (Sebastian × Oc)
FanfictionE imaginar q todo esto empezó por una visita inesperada... desde luego este mundo no dejará de sorprenderme; tú no dejarás de sorprenderme.