Terminé de vestirme y salí de mi cuarto, todavía no había nadie despierto, eran las cinco de la mañana, no me extraña q sigan durmiendo.
- Q hace levantada a estas horas?
Me di la vuelta y vi a Sebastian con un candelabro encendido en su mano.
- Tanto tú como yo sabemos q ninguno de los dos necesitamos dormir, así q he pensado en dar una vuelta por la mansión.
- No debería andar por ahí de noche, el diablo podría llevarse su alma.
Ahora era él quien sonreí burlesco devolviéndome la "broma" de hace unas horas.
- Ni siquiera tengo alma q ofrecer.
Su sonrisa se afiló aún más.
- Mentir no es de buena educación.
- No estoy mintiendo, los ángeles no tenemos alma, al menos no como la de los humanos.
Hasta q al final rió, tapándose la boca con la mano para no hacer demasiado ruido.
- Ha mentido desde q llegó aquí. Sí, es cierto q es un ángel y también es cierto q la echaron del cielo, pero sabe igual q yo q usted es mucho más joven de lo q dice ser y q aún conserva un alma humana en su interior.
Ignorando todas sus palabras me acerqué a él y de un soplido apagué las velas viendo cómo sus ojos se volvían de un rojo intenso.
- Aunque eso sea verdad no podrás devorar mi alma tan fácilmente como la del señorito, me he encariñado con este lugar y no tengo pensado irme.
Me di media vuelta y volví a subir las escaleras en dirección a mi cuarto.
- No se preocupe, yo no me alimento de restos.
.
.
.
Dejé mi libro a un lado una vez lo hube terminado, ya eran las diez de la mañana, hora a la q se despertaba Ciel si me habían informado bien.
Acomodé mi traje y fui a la cocina.
- No volvió a deambular por la mansión desde q nos vimos la última vez, verdad?
- No lo hice, y aunque lo hiciese te tendría q dar igual, ya dije q no iba a hacer daño a nadie.
Sebastian terminaba de lavar los platos q había en el fregadero, creía q esa tarea era de Mey.
- Donde están los demás?
- En la sala de baile.
- Y q hacen ahí?
- Se ha levantado curiosa no?
A q venía esa actitud tan vacilante?
- Tanto te costaría responder la pregunta?
Me miró directamente a los ojos haciendo un silencio de apenas segundos para luego seguir con su tarea.
- Están intentando enseñar al señorito a bailar, su profesora particular no ha venido y parece q con mis métodos no aprende, así q pensé en q probase nuevos métodos.
Me acerqué al fregadero y empecé a lavar con él los platos restantes a lo q respondió con expresión de sorpresa.
- Es muy probable q eso acabe mal así q acabemos cuanto antes y vayamos a ver.
- No es mala idea.
Cuando terminamos nos dirigimos a la sala de baile de la q ya se escuchaban estruendos y gritos.
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Cielo e infierno, para servirle (Sebastian × Oc)
Hayran KurguE imaginar q todo esto empezó por una visita inesperada... desde luego este mundo no dejará de sorprenderme; tú no dejarás de sorprenderme.