Un día Demien se cae a la alberca de natación del instituto, y Parker es quien lo salva, sin pensar que ese incidente marcaría un antes y después en sus vidas.
***
Demien es pésimo nadando.
Parker practica natación.
Lo que menos esperaba Demien era...
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Demien
Cruzo la puerta de salida de mi casa, y empiezo a andar hacia el instituto.
Luego de caminar varias calles más, llego a mi destino, subo las grandes escaleras que conducen a la entrada, y al cruzarlas, me topo con todos los alumnos charlando, otros besándose, algunos con las cabezas metidas en sus casilleros. En general, como cada mañana.
Me dirijo hacia mi taquilla, y ahí Sally y su novio Cameron me esperan charlando.
—Hola, Demien —me saluda Cameron al percatarse de que estoy ahí.
—Hola, Cam —saludo mientras abro la puertecilla de mi taquilla.
—Bueno amorcito, te veo en el descanso —se despide Sally antes de plantarle un largo y baboso beso en los labios.
—Te amo —le dice Cameron antes de marcharse por el pasillo.
Rio al mirarla.
—¿Qué?
—Tienes baba en los labios —explico con cara de asco y en parte con burla.
Mi amiga se pasa la manga de su sudadera por los labios para limpiarse.
—Qué asco —exclamo riendo.
—Es un beso Demien, es normal.
—Sally, según yo, un beso no es casi tragarse al otro.
—Estúpido —escupe— ¡Cuéntame todo lo que pasó ayer! —pide emocionada cambiando de tema.
—Pues llegué a Williams y Parker aún no llegaba, pero a los cinco minutos se apareció y se disculpó. Luego entramos, pedimos nuestras órdenes y charlamos durante un gran rato.
Sally me mira esperando que continúe, pero yo no tengo mucho más que decir.
—Y ya.
—¡¿Y ya?! ¡¿Y los detalles?! Necesito el chisme completo, baboso —me reclama mientras yo cierro mi taquilla.
—Pues descubrí que le gusta el color rojo, que tiene un gato que se llama Scooby, un hermano menor llamado Ethan, vive con sus dos padres, ama la natación, esto ya lo sabía, y que su ciudad favorita es Nueva York.
—¡Huelo hasta acá la química! Son el uno para el otro —asegura Sally mientras caminamos por el pasillo.
—Sally solo llevamos una cita.
—Cállate. Tiene química y punto.
Entramos al aula de la profesora Robbie, tomamos asiento y a los pocos minutos la clase da inicio.
***
—No olviden que la semana que viene es la excursión a la playa y quienes no hayan entregado sus permisos firmados no irán —recuerda la profesora mientras guardamos nuestras cosas y así poder salir del salón.
