Demien
Me veo asqueroso, pero es lo que hay.
—Creo que me veo de la mierda.
—¡Vamos Demien! Tú te ves, divino, espectacular, perra, diva, diosa. Arriba los ánimos, estúpido —me dice mi mejor amiga por la videollamada.
—¿Crees que sea adecuado para un picnic?
—Obvio. ¿Te conté la vez que salí con Trevor McGuirre?, llevaba una minifalda y nos sentamos en el pasto Eso sí que no era adecuado para un picnic.
—Darme ánimos contándome tus desgracias es tu pasión.
—Así es.
—Bueno, te creeré. Espero todo salga bien.
—Lo hará.
—Te llamo en la noche.
—Esperaré tu llamada desgraciado.
—Te amo. Adiós.
—Igual.
Sin más cuelgo la llamada y suelto un largo suspiro. Me analizo por enésima vez en el espejo. Repaso mi conjunto de ropa, el cual consiste en una camisa de manga corta, tiene un diseño de cuadros en tonos naranjazos. Un pantalón de mezclilla y unos tenis blancos.
Mi teléfono comienza a vibrar, miro la pantalla y mi pulso se acelera cuando leo el nombre del pelirrojo en ella.
—Hola.
—Holi, holi. Ya voy en camino Dem.
—Okey, ya estoy listo.
—Vale, ahorita nos vemos.
—Sipi.
Cuelga el teléfono. Lo dejo en el mueble y luego de mirarme una última vez en el espejo y me salgo del baño. Ando hasta mi habitación y de allí tomo mi cartera, mi reloj y una pequeña caja de chicles de menta. Mejor preparado que desprevenido.
Bajo las escaleras hacia el primero piso. Mis padres se giran a verme con interés.
—Ya viene Parker ¿eh? —inquiere mi madre con una sonrisa pícara.
Asiento.
—Te ves guapísimo —completa mi padre.
—Muchas gracias.
La bocina del auto se escucha fuera de la casa. Me despido de ellos y camino a la puerta de la casa.
A fuera Parker ya me espera fuera del automóvil.
—¿Estoy en Disney? Porque andan lloviendo príncipes —piropea Parker, lo que me hace carcajearme por lo chistoso que a sonado—. No soy bueno con los piropos ¿ok? Lo encontré en Google —explica entre risas.
—Se agradece el intento.
Le doy un abrazo como saludo y él me abre la puerta de auto para que me suba. Agradezco, me siento en el asiento del copiloto y cierro la puerta. El pelirrojo se sube y se coloca el cinturón de seguridad.
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Hablar a la luna
RomanceUn día Demien se cae a la alberca de natación del instituto, y Parker es quien lo salva, sin pensar que ese incidente marcaría un antes y después en sus vidas. *** Demien es pésimo nadando. Parker practica natación. Lo que menos esperaba Demien era...