06 | ¡Por la virgen de los homosexuales!

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Demien

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Demien

Mi alarma comienza a taladrar mis oídos a mitad de mi sueño.

—Agh. Maldita sea —me quejo alargando el brazo para apagarla.

—¿En qué volumen la tienes?

—En el más alto porque si no, no escucho —respondo incorporándome en mi cama.

—Odio las alarmas.

—Igual, pero estoy seguro de que si no existieran yo no me despertaría para y por nada.

Parker se ríe mientras se sienta en su cama.

Tomo mi teléfono de la mesita de noche y reviso mis notificaciones. No hay demasiadas, así que lo devuelvo a donde estaba y me levanto de la cama para ir hacia mi maleta. Saco mi toalla, mis sandalias y me dirijo al baño.

—¿Qué hay en el itinerario? —me pregunta antes de meterme.

—Dijeron que empezaríamos por surf y después voleibol de playa —respondo.

Él asiente como agradecimiento. Le sonrío y entro al baño.

Una vez dentro, cierro la puerta con seguro y comienzo a desvestirme. Posteriormente entro a la ducha. El agua está justo como me gusta, calientísima. Desde pequeño he amado bañarme con el agua modo hirviendo. Me coloco shampoo en el cabello y después me talló el cuerpo con la esponja. Todo esto mientras tarareo una canción inexistente que me estoy inventando. Soy bueno con ello.

Cuando termino, salgo de la ducha y me enrollo en mi toalla gris para salir. Esta toalla me la regaló mi abuela el año pasado.

Al salir, Parker, quien está rebuscando en su maleta, me dedica una mirada rápida. Pasa sus ojos desde mi rostro hasta mi abdomen. Rápidamente la desvía para concentrarse en buscar.

—Es mi turno de ducharme —dice sonriendo y mostrándome su toalla.

Yo le devuelvo la sonrisa. Entra al baño y escucho como le pone seguro.

Me quito la toalla y saco un conjunto de ropa para poder colocármela. Al estar en la playa quiero fresco para no morir de una insolación así que me pongo una playera blanca sin mangas y un short de playa con estampado de flamencos.

Termino de vestirme y saco mi pequeño espejo de la maleta junto a un peine para comenzar a peinar mi cabello sin mucho esmero, solo para que no se vea tan alocado.

Mientras me estoy arreglando el cabello, Parker sale del baño. Tiene la toalla enrollada del pelvis para abajo, dejando al descubierto su abdomen. Es delgado y está marcado, pero no de una manera exagerada, sino sutil.

Trago saliva y al alzar la vista a su rostro noto que me mira con una sonrisa pícara. Mis mejillas se tornan rojas y rápidamente me giro a seguir concentrado en mi reflejo.

Hablar a la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora