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Cuando tenía cincuenta y tres años, visité el cementerio con mi mejor vestido negro y un ramo de flores blancas. Tan pronto como llegué a aquella lápida, me derrumbé sobre el césped y me puse a llorar.

—Te amo tanto... —susurré.

Pero ella ya no me escuchaba.

Alguien se acercó a mí y me abrazó.

—Tranquila, mi amor. Ella está mejor ahora —Sana llevaba toda la semana tratando de tranquilizarme, sin haber tenido éxito alguno.

—Quiero a mi mamá de vuelta,Sanake. La quiero más que nada.

Y, bajo el soleado cielo de verano, lloré la muerte de mi madre en brazos de mi esposa.

Next Door [Satzu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora