Las cosas son asi

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Draco estaba en una pieza, con los ojos húmedos por lágrimas que estaba intentando contener, aunque una que otra logró escapar… Su hermosa brujita le había escrito una carta… Su brujita recordó su cumpleaños… Pero lo más importante, su brujita aun lo amaba, aun, después de tanto años y a pesar de que el no tuvo el valor para hacerle frente a su padre y quedarse con ella, estaba ahí, en este momento estaba ahí, diciéndole que aun lo amaba, que no o había olvidado…

Sin pensarlo dos veces, tomo una hoja y escribió:

“Necesito verte, por favor, dime que si, donde quieras, tu dime donde y yo llegare… Necesito verte una vez más”

Se la dio a su aguila mensajera, la misma que tenia desde el colegio y le dijo:

-llévasela a Hermione Granger, encuéntrala como sea, entrégasela y hazle saber que no volverás a tu casa si no me contesta, y por favor, haz lo que sea para que me conteste!, sin lastimarla por supuesto. ¡Ve!- y soltó al ave que fue en busca de su amada.


Lejos de la mansión Malfoy, se veía a un anciano con gafas enormes corriendo a toda velocidad, nada común para su edad en realidad... Llego a un callejón oscuro de algún lugar de Londres y comenzó a darse cuenta que su cabello estaba creciendo -"justo a tiempo"- pensó Hermione cuando por fin volvió a ser ella. Saco al verdadero hombre de las cartas de donde lo había escondido, le devolvió sus cosas y salio del callejón como si nada hubiera pasado

La antigua leona intentaba ser fuerte, tenia la respiración entrecortada, no solo por el tramo que había corrido, sino por la sensación que le provocó volver a ver y hablar con Draco... Claro que él no sabia que era ella pero...

Todas sus emociones saltaban dentro de ella intentando salir a flote y desbordarla, ver el rostro de la persona que roba sus sueños, sentirlo tan cerca y no poder abrazarlo y decirle a la cara todo lo que su corazón sentía, la hacían desmoronarse por dentro... pero ella no podía dejar que alguien la viera de esa forma, tenia que llegar hasta su casa, debía llegar a su lugar seguro... Ella junto con Charlie habían puesto barreras mágicas muy antiguas y poderosas sobre su casa, para que nadie pudiera encontrarlos ni detectar su magia, y necesitaba llegar, no podía desaparecer, la magia que custodiaba su casa evitaba que cualquier persona, incluida ella y su familia, aparecieran dentro o cerca de su hogar, el que lo intentaba, terminaba perdido en algún lugar de América del sur, por lo que habían prohibido a las pocas personas que sabían donde se encontraban aparecerse... Y ella no quería perderse en el amazonas, no era nada lindo, ya le había pasado...

Entre sollozos logro llegar a su casa: entro apresurada cerrando la puerta con un azote, y se desplomó en el sillón de la sala... No podía mas, todo lo que había guardado esos 18 años la desbordaron por completo, lloraba con desesperación, temblaba, y lloraba mas fuerte, un grito de dolor le desgarro el alma... No soportaba que aquel hombre le causara tanto dolor... Y sin embargo lo amaba tanto que le era imposible imaginar una vida sin que Draco existiera... Sin que hubiese pasado por su vida y la haya transformado... De repente oyó algo que la dejo helada...

- Mamá? Eres tu?-

Ryu había llegado, y ella en esas condiciones, intento hacer algo para que no notara lo que pasan, un hechizo, algo, pero fue demasiado tarde, justo cuando quiso levantar su varita su hijo entro por la puerta de la sala de estar

-Oh! Por dios! Mamá! Que te sucede?- Ryu corrió hacia el sillón donde estaba su madre mientras ella intentaba secarse las lágrimas, aunque era en vano, estas seguían saliendo de sus ojos

Aun no es tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora