-Llegamos- le dijo entonces un Ryu mucho más grande, sacándola de sus recuerdos. Miró a su alrededor y se sintió maravillada, realmente era un lugar mágico
- ¿A dónde estamos dragón?- preguntó fascinada la muchacha
- KyotoGardens, lo encontré por casualidad uno de esos días que quería estar solo, y me fascinó, no te parece genial?- pregunto el chico admirando el paisaje.
-Es perfecto...- atino a decir la muchacha. Y no era para menos: ante sus ojos se presentaba un hermoso jardín estilo japonés con árboles de distintos follajes, verde naranja, fucsia, rojo, amarillo, Un lago con una hermosa cascada hacia un lado y un puente en forma de semicírculo se erguían frente a ella. En fin un lugar hermoso.
-Ven - Dijo de repente el muchacho -Nos sentemos aquí-
-Bueno, ¿me cuentas ahora que sucedió?-
-Lo conocí Tagui... conocí a mi padre... Oh Tigresilla... te juro que no me cabe tanta felicidad dentro del cuerpo!- le dijo el joven entusiasmado, desbordando alegría
- No sabes cuánto me alegro- le contesto la morena con una gran sonrisa al ver en los ojos del chico todos los sentimientos que reflejaban -Pero vamos! cuéntame como es!!- le dijo mientras se acercaba un poco y tomaba la mano de su amigo
-Bien, el es... Bueno es un hombre rubio, muy rubio, casi blanco, con el cabello largo, lacio como el mío, y tiene mis ojos... o bueno, en realidad yo tengo los suyos... tiene una cicatriz profunda en su cara sobre su ojo derecho que le da un aspecto de alguien tenebroso pero solo con saludarlo notas que es un buen hombre... Además la calidez de su mirada al ver a mamá me termino de convencer de que es un hombre excelente... Realmente me encantaría conocerlo mejor
-Sabes... Hace mucho tiempo que no te escuchaba hablar asi Dragoncillo... Realmente estoy muy feliz por ti- Le contesto la muchacha que lo miraba a los ojos y contenia un par de lagrimas de felicidad que amenazaban con salir de sus ojos en cualquier momento. Asi pasaron gran parte de la tarde hablando de su padre y de como se sentía al respecto. Sin darse cuenta fueron acercándose cada vez mas hasta terminar casi abrazados en una de las bancas del parque
-Que bella pareja de jóvenes- les dijo una persona que pasaba. Era una mujer oriental, su piel era blanca como la nieve aunque emanaba un calor particular y podía verse que era tersa y suave, tenia el cabello blanco lacio y muy largo; llevaba puesto un kimono blanco con los bordes dorados y un obi color rojo fuego, en los pies llevaba esas extrañas medias tradicionales junto con unas sandalias de madera. Tagui la miro hipnotizada, conocía aquella vestimenta, su madre y ella tenían los suyos, que usaban para fechas importantes, como los cumpleaños o año nuevo, pero verlo en otra mujer le pareció sumamente extraño, aunque mágico; además aquella mujer tenía un aura especial, transmitía seguridad y dulzura, sumado a un gran calor proveniente de su sonrisa -Me dirían sus nombres pequeños?- dijo la mujer sacándolos de su asombro
-Mi... Mi nombres es Ryu... Y el... El de ella es Tagui... Eh, digo, Taiga y... Bueno... No somos nada, vah! O sea si, pero no como usted piensa, somos amigos- dijo el muchacho un poco contrariado y avergonzado por las palabras de aquella mujer, ya era anciana pero su belleza no se extinguia del todo, ademas sus ojos reflejaban tal jovialidad que era difícil negar que aquella mujer era hermosa.
-Interesante... Tienen unos nombres muy bonitos... Llenos de significado
-Verdad que es asi?- dijo Tagui una vez recuperada de su shock inicial -Siempre le digo que me encanta su nombre por lo que significa en mi país... Bueno, mas bien en el de mi madre- concluyó la joven mientras miraba embelezada a la mujer. Algo en ella le recordaba a alguien, pero no podía saber a quien...
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Aun no es tarde
FanfictionNunca es tarde para amar, menos aun cuando las decisiones que se tomaron no fueron propias sino impuestas... Una mañana, un correo y un amor pasado lo cambiaran todo para siempre