BAD GUY~ Robby Keene - Cobra Kai fanfic 🖤 (Tanner Buchanan♥️)

Capítulo 15 ~ Ofidiofobia

Durante las siguientes semanas tuve que cambiar mis horarios de trabajo, ya que necesitaba más tiempo en mi entrenamiento, pero todo parecía no funcionar.
Mi relación con Robby cada vez estaba más afianzada, pero a veces me ahogaba un poco sentir que no podía salir sin él a ningún lado, sin tener miedo de que me ataquen en algún callejón.
- No van a volver a hacerme daño, se les fue de las manos lo que me hicieron.
- Disculpa amiga, pero es seguro que Kreese esté alentando lo que hicieron - dijo Miguel, apoyando a Robby.
Sí, aquello era muy extraño. Después de mi salida del hospital no volvieron a discutir, por lo menos delante de mí, y por el contrario, parecían estar de acuerdo en la mayoría de las discusiones que teníamos como grupo.
Lo primero que decidimos con Robby, Miguel y Sam, fue hablar con Johnny y Daniel. Los cuatro éramos menores que, luego de mi ataque, recapacitamos y nos dimos cuenta que eso era demasiado. ¿Qué tal si en lugar de Kyler hubiera sido Tory quien me atacaba? Una vez casi acaba con Sam a plena luz del día, en un colegio, nada le impediría lastimarme mucho más en la oscuridad sin ningún testigo a la vista.

Luego de meditarlo bastante, los 4 nos acercamos a hablar con Johnny, quien la verdad era más comprensivo que Daniel y le contamos toda la situación vivida desde la llegada de Robby. Johnny escuchó atento hasta que terminamos, luego se puso de pie, dio algunas vueltas en el interior de en su departamento y después de unos minutos se sentó mirando el piso.

- ¿Cómo es posible que haya pasado todo eso y no te acercaste a mí? - dijo con la voz quebrada - Sé que soy una mierda de padre, Robby, pero creí que sabías que siempre estaría para ti.

Robby apretó mi mano y pude ver en su mirada que moría de ganas de acercarse a él, pero no lo haría, por su gran orgullo y mucho menos habiendo otras personas presentes. 

Juntos tomamos la decisión de ir con LaRusso, pero conociéndolo sería complicado llevar a Lawrence con él, aunque supusimos que con Sam presente se controlaría y escucharía. Esa misma noche nos dirigimos todos juntos a Miyagi-Do, pero algo nos detuvo a mitad del camino. 

Nos subimos al vehículo de Johnny, quien condujo hacia el dojo sin decir palabra alguna, al igual que los demás. Luego de unos diez minutos de viaje el celular de Miguel sonó, cortando el ambiente como un bisturí.

- ¡Es imposible! - gritó Miguel, sobresaltado - Estaremos ahí en un momento.

Ninguno de nosotros entendía nada y Miguel parecía estar en shock. Johnny estacionó el auto a un lado de la calle, mientras Sam intentaba calmarlo.

- Sensei, volvamos a casa, ¡ahora! - sin entender, le preguntamos qué demonios estaba sucediendo, y él sólo respondió: "Es mamá, está en peligro".

Sin dudarlo, Lawrence encendió el vehículo y dio una vuelta en "U", retornando hacia los departamentos, también desconcertado y gritándole a Miguel, quien estaba sentado junto a él, para que le explique qué sucedía.

Robby y yo nos miramos pero no comprendimos, y no quisimos poner más nervioso a Miguel, quedándonos en silencio hasta volver a su casa.

Al llegar, todos nos bajamos velozmente y corrimos en busca de Carmen, quién gritaba desde la habitación con su madre. Johnny tiró la puerta con una fuerte patada y lo que encontramos en el interior del hogar fue indescriptible: la cocina estaba plagada de muchas especies de serpientes, y varias se abrían camino por el pasillo hasta el baño y las habitaciones.

Ninguno de nosotros podía avanzar sin saber si alguna era o no venenosa, y mientras Johnny retenía a Miguel, quien estaba desesperado por ayudar a su familia, los demás nos comunicamos con los bomberos y con el control de animales de la ciudad, quienes tardaron algunas horas en despejar el lugar, pero pudieron descartar que fuesen animales peligrosos y pudieron sacar a las rehenes de aquella habitación.

- Ya sabemos de quién es obra esto - dijo Sam - esta gente está fuera de control. ¡Deberíamos denunciarlos! Están involucradas las autoridades después de este hecho.

- No podemos denunciarlos sin pruebas. Nosotros sabemos que son ellos, pero sin pruebas, no van a creernos. Pueden decir que nosotros lo hicimos, conocemos las tretas de Kreese - agregó Johnny - Pero esto ya es demasiado, quiero matar a ese maldito, voy a matarlo - dijo, mientras abrazaba a Carmen, quien había logrado calmarse.

Miguel estaba sentado en la vereda, mirando fijamente el suelo, sin mediar palabra desde que su madre y abuela salieron de la casa con ayuda de los bomberos. Había algo en su mirada entre asombro, enojo e ira, que no pude descifrar bien qué pasaba por su cabeza, pero estaba segura que después del ataque de esta noche las cosas iban a cambiar para todos. No se habían entrometido con sus enemigos, sino con la familia, y eso era algo sagrado, imperdonable, por lo que logré darme cuenta que una gran tormenta se avecinaba.

Después de verificar que Carmen y Rosa estuvieran fuera de peligro, Robby y yo nos despedimos de todos y nos dirigimos a nuestro departamento. Él tomó mi mano  mientras caminamos, observando con cuidado cada rincón que atravesábamos, y justo al entrar me pidió que me quede fuera un momento mientras revisaba el interior. Luego de dos minutos volvió y asintió.

- Mia, después de lo de hoy, de ver de lo que son capaces, no podría soportar que algo te suceda - dijo tocando mi rostro y abrazándome con fuerza.

- Ya sabemos de qué son capaces, no me sorprende que se metan con quienes no tienen nada que ver en este enfrentamiento y no pueden defenderse, así de cobardes son. Kreese nos está provocando sin dañarnos directamente para que demos el siguiente paso.

Estábamos muy cansados, por lo que nos dirigimos a la habitación en ese instante. Apagué la luz y me recosté junto a Robby, rodeándolo con mi brazo derecho. El entrelazó su mano izquierda con la mía, la besó, y en plena oscuridad, invadidos por el silencio de la noche preguntó:

- Si te pido que nos alejemos juntos de toda esta locura, ¿lo harías? 

Me sorprendí mucho, pero aquello también había pasado por mi cabeza, aunque no estaba segura, pero Robby era lo más importante en mi vida, y en ese instante sentí su respiración y su calor tan pegados a mi piel, que supe que donde estuviéramos juntos permaneceríamos bien.