Capítulo 8 ~ Reencuentro

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Cinco días faltaban para el viernes, por lo tanto debía hallar qué hacer en ese tiempo. La escuela y el trabajo no eran suficientes para manejar la ansiedad, asique tuve que retomar actividades que había dejado.
"Isha, ¿tienes planes para esta tarde?" , fue lo primero que pensé y realmente quería ver a Aisha, extrañaba pasar tiempo juntas, por lo que fue la excusa perfecta para verla. Ella pasaría la tarde en la playa con su grupo del dojo y me invitaron a unirme, después de haberme ausentado por tanto tiempo.
"Sólo trae unas cervezas y estás adentro" respondió Isha, entonces a las 19 llamé un Uber para ir al encuentro.
Al llegar, el lugar estaba repleto, se encontraban los integrantes de Cobra Kai, con algunas personas del colegio y otras que no conocía, entre ellas una muchacha llamada Tory, de quien había escuchado mucho y con quien simpaticé al instante. Era un poco rara y al parecer explosiva, pero si no tenía problemas con ella estaría todo bien.
La música comenzó a sonar y el alcohol a pasar de mano en mano. No tenía ganas de beber mucho, lo que menos quería era embriagarme y mucho menos soltar la lengua.
Cuando el sol comenzó a bajar, prendieron una fogata y la noche de adueñó del lugar a la luz de las llamas. La fiesta era increíble, pero en un momento sentí que debía irme. No la estaba pasando realmente bien viendo a Eli mirándome desde que había llegado.
Eran las 21:30 pm y el próximo día había escuela, lo cual era una excusa bastante creíble para retirarme sin explicaciones.
- ¡Mía, recién empieza lo bueno! - dijo Aisha ofreciéndome una cerveza. La tomé y me dirigí a beberla sobre la arena de la playa, con los pies en el agua, esperando a que pase por lo menos media hora más para irme.
- ¿Puedo sentarme a tu lado? - preguntó alguien, con un tono de ebriedad en la voz.
- Sí, Eli. Puedes - afirmé con la vista fija en el agua.
- Perdóname Mia. Creo que fue mi culpa que hayamos terminado así.
- No, Eli, no lo fue. Soy yo quien debe pedirte disculpas. No supe manejar la situación y simplemente huí.
- ¿Puedo abrazarte? - preguntó mientras apoyaba su cabeza en mi hombro.
- Estoy por irme en este momento...
- Pero, yo necesito hablar contigo, Mia.
- Está bien, cuando estés sobrio, ¿sí?
- No, es ahora o nunca - balbuceó algunas palabras sin sentido mientras dibujaba círculos en la arena.- Yo...yo te quiero, Mia. Quiero que estés conmigo.
Aquello era demasiado raro, sobre todo porque Eli estaba borracho, y al día siguiente no recordaría nada, por lo que tomé su cintura y me abracé a él, ya que no supe qué decir en tal situación. Era mejor guardar silencio y mantenerlo tranquilo.
Unos minutos después me puse de pie y lo ayudé a hacer lo mismo. Caminamos juntos hasta donde estaban los demás y les avisé del estado de Eli, quien se durmió cerca de la fogata. Había que llevarlo a su casa antes de que siga bebiendo y Aisha se comprometió a hacerlo.
Me alejé caminando y al llegar a la calle tomé el autobús hasta Reseda, justamente en la vereda frente a la casa de Miguel estaba la parada, donde me bajé. Al hacerlo caminé en dirección a mi departamento, cuando sorpresivamente Carmen me reconoció al salir de una tienda y me invitó a pasar a probar una rebanada de pastel. No pude negarme a ella, era una mujer muy solitaria, que vivía por su hijo prácticamente.
- Migue ya no está con sus amigos, no sé qué sucedió entre ellos, pero no me gusta. Ya tuvo demasiado con...con el accidente - dijo, con sus ojos llenos de lágrimas.
- Lo entiendo, pero va a cambiar cuando comience el colegio. Él y yo compartimos varias clases, de hecho.
Me quedé alrededor de 20 minutos charlando con ella, cuando llegó Miguel y no comprendía lo que estaba viendo.
- Pasaba por aquí y pensé en saludar - expliqué, mintiendo, claro, para no dejar en evidencia a Carmen. - De todos modos ya debo irme.
- ¡Está bien, nos vemos mañana!
- Puedo pasar por tí si quieres, podemos caminar juntos.
- ¡Perfecto! Te espero.
Nos despedimos y me apuré para llegar a casa, el día había sido bastante largo y la verdad, quería dormir.
- ¡Qué temprano! ¿Por qué no vamos en tu casa móvil? - preguntó Miguel mientras reía.
- Digamos que no es que ame caminar, está rota ese pedazo de chatarra. Creo que debo venderla.
- ¡Qué lástima! Se ve bien.
- No es cierto - dije, riendo.
Al entrar a la escuela, Miguel parecía ser alguna especie de celebridad, compañeros y profesores se acercaban a saludarlo y a preguntar cómo estaba. En una banca junto al pasillo principal estaba Eli con sus amigos idiotas, a quienes saludamos y continuamos caminando, cuando de repente apareció Demetri, y muy emocionado saludó a Miguel.
- ¡Qué bueno que hayas vuelto! - le dijo.
Noté que su brazo derecho estaba inmovilizado con un yeso, lo cual era extraño porque el sábado lo habíamos visto comprar en la tienda y estaba perfectamente bien.
- ¿Tuviste algún accidente ayer? - le consultó.
Demetri me miró y luego dirigió su mirada a Miguel.
- Hay mucho que debes saber - dijo, y luego agregó - pero cuando estemos solos. No se ofenda, señorita - expresó dirigiéndose a mí, y luego a Miguel - pero ella es amiga de quienes hicieron esto, y no quiero más problemas.
Lo observé un momento y comprendí.
- No puede ser, ¿acaso ellos...? - no pude terminar la pregunta, y Demetri asintió. Luego nos contó lo que sucedió en la sala de juegos de láser el sábado por la noche, luego de haberlo visto.
Estábamos sin palabras, no podíamos creer que Eli, el chico dulce que me buscaba, hubiera hecho tan terrible acción y nada más ni nada menos que con Demetri, su mejor amigo.
- Esto ya fue muy lejos, ¡es increíble! - exclamó Miguel.
- Esto fue sólo una muestra de lo que Cobra Kai es - dijo mientras mostraba su yeso - es lo que John Kreese es y hace.
Nos dirigimos a clase normalmente y en la hora del almuerzo me quedé cerca de la entrada de la cafetería, esperando a Samantha. Al verla, la tomé del brazo y la llevé conmigo dentro de un aula vacía. Ella intentó zafarse de mí, pero no pudo, entonces se colocó en posición de defensa.
- Sam, no quiero pelear. Necesito saber qué pasó el sábado, ¿es cierto lo de Eli y Demetri?
Ella asintió y bajó la guardia. Luego me contó lo mismo que me había dicho Demetri, pero noté que se puso muy nerviosa y comenzó a temblar. No supe qué hacer, ella no me simpatizaba para nada, pero estaba segura de que algo le había pasado el sábado, algo que le estaba afectando. Solamente toqué su hombro y le hablé calmadamente.
- Sam, ellos no están aquí ahora, está bien.
Luego me puse de pie y me fui a casa, no quise quedarme más tiempo en ese campo de batalla a punto de estallar nuevamente.
Ya en casa me calmé y me di cuenta del grave error que era estar con aquellos bravucones, no eran mis amigos, eran unos idiotas enfermos de violencia y no iba a tolerar verlos en mi vida. Incluso Aisha, quien aunque no participó de lo sucedido el sábado, sabía lo que pasaba y continuaba con ellos, tampoco podía ser amiga de alguien que tapaba esas acciones.
En la semana busqué un asiento solitario en cada clase, incluso en la cafetería y luego dejé de saludarme con todos ellos. Eli me evadió casi toda la semana, hasta que el jueves se acercó a mi a la salida de la escuela, mientras caminaba sola a casa.
- ¿Puedo acompañarte? - preguntó, mientras caminaba a mi lado.
- Como quieras - respondí, sin mirarlo.
- Espero no haber arruinado más las cosas entre nosotros el domingo.
Al parecer Eli recordaba lo que me había dicho en la playa, pero no, ese no era el problema. Me puse frente a él y le hablé casi gritando.
- No, Eli, ¿en serio crees que me enoja que quieras estar conmigo? ¡No! Me enoja que seas un imbécil bravucón que lastima gente, y ¿a tu mejor amigo? ¿En serio vas a dejar que te manipulen para lastimar? No puedo estar cerca de alguien así.
Continué caminando y no miré atrás hasta llegar a mi departamento, y la verdad me hizo sentir muy bien decir todo aquello en voz alta.
¡Ay, Mia! ¡Qué bien los eliges!, pensé esa noche al acostarme. Eli, un idiota violento y Robby... esperaba que el no sea quien Aisha y los demás decían. Después de todo, sólo eran bullies hablando de ¿otro bully?
Aún no podía caer en la idea que en doce horas debía presentarme en la correccional Sylmar para recoger a Robby. Estaba completamente nerviosa.
Dormí al menos tres horas y me levanté para arreglarme a eso de las 8 am. Mis ojeras eran grandes manchas  negras alrededor de mis ojos, las cuales tuve que tapar con maquillaje, luego los delineé , cepillé mi largo y lacio cabello cobrizo y demoré al menos 20 minutos eligiendo qué ropa ponerme, aunque al final solamente me vestí con unos jeans cortos, zapatillas de lona y una remera negra.
Decidí tomar un Uber, para poder viajar tranquilamente con Robby, donde fuera que el quisiera ir. No estaba segura de qué sería lo que haría o dónde se dirigiría.
Al fin y al cabo nos conocíamos poco, y no tenía idea si acudiría a algún amigo del que no supiera, algún familia o si decidiría irse de aquel lugar.
Sea cual fuere su elección, lo apoyaría, y estaría para lo que necesite.
Cuando me bajé del vehículo, a unos 6 metros de la entrada, le dije al conductor que me espere unos minutos. Al acercarme vi que había dos hombres esperando en la entrada, hablando, pero al estar próxima a la entrada, noté que estaban discutiendo. Reconocí a ambos, uno era Johnny Lawrence y el otro el padre de Samantha LaRusso. Posiblemente Robby los había convocado, pero no estaba segura de aquello.
Eran las 10 am en punto, y mr senté en un escalón junto a la puerta mientras esperaba. Aquellos dos hombres me observaban y realmente no entendían qué haría yo ahí al parecer. Johnny me reconoció y se acercó a preguntar.
- Niña, ¿qué haces aquí? - dijo, pero justo en ese momento la puerta se abrió y Robby apareció frente a nosotros. Rápidamente me puse de pie y su mirada se iluminó al verme allí, dejando asomar su enorme y hermosa sonrisa. Corrí a abrazarlo por fin, y sentí sus brazos alrededor de mi cintura mientras susurró algo en mi oído que no pude entender. 
Luego de unos segundos notó la presencia de aquellos hombres y su actitud cambió. Tomó mi mano y me condujo hasta la calle.
- Vámonos, por favor Mia.
Pero se detuvo frente a ellos y alcanzaron a cruzar algunas palabras mientras yo me dirigí al Uber y lo esperé allí.
Robby subió al vehículo conmigo y al preguntarle dónde deseaba ir solamente dijo: "Mientras esté contigo, donde quieras".

BAD GUY~ Robby Keene - Cobra Kai fanfic 🖤 (Tanner Buchanan♥️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora