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Después de haber visto a Segismundo, Emilio iba conduciendo de nuevo a la ciudad mientras hablábamos del siguiente reto.

- No tengo ni idea de dónde puede estar Trujillo – Digo quejándome, ya que este reto no me gusta para nada, porque no me hablaba con él desde que sé que traicionó a Segismundo.

- Pues yo si wey y no me diga que no va a cumplir el pinche reto – Dice Emilio en modo diablo.

Había olvidado que Emilio y Trujillo eran "amigos" pues habían tenido algunos asuntos ilegales que hacer juntos.

- Pues ya está, vamos allí y hago el reto, que quiero terminar ya con esto, coño.

Emilio conduce hasta la que creo que es la casa de Trujillo mientras va cantando muy animado "pobre diabla" y yo voy pensando en la confesión de Horacio y en la despedida de Segismundo. 

Este reto me iba a matar. Tantas emociones no podían ser buenas.

- Aquí es – Para el coche y ambos bajamos.

Yo sigo a Emilio, quien se mete al edificio y sube las escaleras hasta la segunda planta, se dirige a la puerta 2ºD y llama al timbre.

- Ya verás que este reto será fácil, Trujillo siempre ha ido de muy machito hetero, pero le he comido la polla un par de veces – Bromeo con una sonrisa de suficiencia mientras esperamos que nos abran la puerta.

Cuando la puerta se abre, sale Trujillo con su habitual outfit y con una copa de Whisky en la mano. Parece sorprendido, no nos espera a ambos, al parecer solo ha quedado con Emilio.

- Hombre Emilio – Lo saluda – Y... Gustabo, no te esperaba – Me dedica una mirada de autosuficiencia y yo se la devuelvo con sorna.

- Trujillooo ¿Qué tal has estado? - Hay algo de tensión entre nosotros.

- Nos invita a entrar, ¿O qué vergas? - Dice Emilio y Trujillo reacciona y con un gesto nos deja pasar.

Nos invita a sentarnos en su sofá, su piso es pequeño y poco sospechoso, perfecto para un piso franco.

Trujillo va a la cocina y nos trae un vaso de whisky a cada uno.

Y en vez de sentarse en el sillón donde estamos Emilio y yo, se sienta en una silla que tiene al lado.

Todo está tranquilo Emilio y Trujillo conversan y yo de vez en cuando intervengo, no ha habido ningún movimiento de su parte, ni tampoco de la mía, la verdad, hacer este reto con él es una mierda. Solo me apetece ir a casa.

- Voy al baño wey, he bebido demasiada pinche cerveza – Dice Emilio y entra al baño.

Nos quedamos solo Trujillo y yo. 

No sé si Emilio lo ha hecho aposta o se ha olvidado completamente de mi reto.

- Bueno, Gustabo... ¿Tú qué tal? Has estado muy callado – Me habla con ese tonito que me está poniendo de los nervios, ¿Qué intenta?

- Ya, es que no me apetece mucho hablar – Digo en un tono indiferente, no va a conseguir intimidarme.

- Hace mucho que no nos vemos, ¿verdad? - Dice inclinándose para tocarme la pierna.

Yo levanto una ceja y lo miro - ¿Qué coño haces? - Le pregunto y él me mira con una sonrisa burlesca. Que ganas de romperle la cara.

- No te hagas el tonto, que sé para qué has venido – Y antes de que pueda reclamar nada, se me tira encima devorando mis labios.

Me acorrala contra su sofá y empieza a tocarme por todo el cuerpo mientras me besa desesperado. 

Me levanta la camisa y mete su mano para tocar mi cuerpo, pero yo le empujo para que pare, aunque solo se aparta unos centímetros de mí.

- ¿Qué coño te crees que haces? ¡Suéltame imbécil! - forcejeo contra él.

Trujillo se ríe y aprieta aún más su agarre – Intenta fingir que esto no es lo que quieres, zorra. ¡Recuerdo cómo me mirabas cuando nos metíamos en líos, eh! Siempre te me has estado insinuando para que te follara – Dice y sonríe de esa forma de nuevo mientras se mete entre mis piernas y se restriega contra mí. Empieza a lamer mi cuello – Pues ahora te daré lo que quieres.

Mis ojos están llorosos y siento una gran ira e impotencia, quiero partirle la cara a este desgraciado y que me deje en paz. Forcejeo y me muevo buscando escapar de aquí cuando de repente Emilio sale del baño.

Aprovecho la distracción de Trujillo y salgo de debajo de él dándole un empujón. Sin pensarlo, ni mirar a nadie huyo de ahí y corro hacia el coche llorando.

Me siento sucio y usado, queriendo eliminar ese recuerdo. Siento ira por no haber sido capaz de huir, me siento débil... ¿Qué hubiera pasado si no hubiese llegado Emilio? No quería ni pensarlo.

De lejos escucho gritar a Trujillo – No te hagas la víctima zorra, si me lo pedías a gritos, ya nos veremos – Mis lagrimas aumentan y de repente escucho un gran golpe.

Emilio sale unos segundos después y cuando me ve, me abraza. - No pasa nada, ya me he hecho cargo, quien se meta con mi amigo lo mando a chingar a su madre wey – Yo me aferro a él y lloro en su hombro. 

Dos días con este reto y he llorado más que en toda mi vida.

- ¿Cómo está joto? - Me pregunta Emilio con amabilidad – Ese pinche pendejo está muerto, ¿me oye? - Dice y yo le intento sonreír.

- Quiero ir a casa... - Digo intentando contener las lágrimas, nunca había llorado así delante nadie.

Emilio y yo nos metemos en el coche y me lleva a casa. 

Allí se despide de mí y cuando entro a casa, absoluto silencio.

- ¿Horacio? - Lo llamo. Todavía tengo el corazón en un puño y me vendría muy bien estar a su lado.

Pero parece no estar en casa... ¿Dónde estará pasando la noche?  

Lo necesito...

Cansado me voy a la cama y una vez allí empiezo a llorar desconsoladamente. La situación me está sobrepasando.

¿Por qué los sentimientos tienen que doler tanto?




☆Irresistible☆ {Gustabobowl AU}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora