Jo…
Mírenme, aquí, mirando a la juez con temor, me siento avergonzada, es verdad. No debí firmar ningún contrato con el Infierno, pero lo hice.
Ahora ye me encuentro cayendo, debo estar atenta a todo a mí alrededor ¿Pero…Qué es esto?
- ¡Hola, Jo! ¡Tanto tiempo! – dijo Barry, el demonio con quién firmé el contrato.
Ahora estoy en el mismísimo infierno, se enteraron rápido que me desterrarían, al parecer. Este lugar solo lo puedo describir con una palabra: Horrible.
Fuego por todas partes, lava, mucho calor, las paredes están pintadas de criaturas horribles, se escuchan gritos de horror y sufrimiento por todos lados, nadie aquí parece humano, son criaturas horrorosas. Al menos Barry lo es.
La parte superior de su cuerpo es de una persona, su parte inferior es como la de un pájaro, incluso tiene alas con pocas plumas. Tiene pedazos de su cuerpo con pelo y otras sin pelo, como si estuviera trasquilado. Es de color guindo. Su cara, bueno esta rapado o calvo, tiene barba de tipo candado. Sus ojos son amarillos y no es nada atractivo.
- Dime, ¿Me extrañaste? – me preguntó.
- ¿Qué hago aquí? – pregunté con firmeza, aun no debo estar en el Infierno – Aun no he muerto.
- ¡Claro que sí! – dijo feliz – chocaste con unas rocas, ¿no recuerdas? – dijo con una sonrisa macabra.
- ¡Mientes! No te estés pasando de listo. Ya sé que estaré aquí, pero recuerda el contrato, ¡Hasta que muera! – le recordé, me quiere engañar y no me dejaré ser engañada por un demonio.
- ¡Qué mal! Quería engañarte, eres lista – dijo acercándose a mí y acariciándome la cara – de verdad que eres hermosa - dijo mirándome dulcemente.
Si algo sé, es que un ángel no debe de dejarse engañar por un demonio, son muy tramposos y crueles, siempre que se quiera hacer un trato con uno se debe hacer con contrato, porque eso es lo único que ellos respetan.
- ¿por qué me trajiste aquí? – le pregunté quitando su mano de mala manera de mi rostro.
- Para recordarte que si mueres ya vendrás acá – dijo con una sonrisa.
- Sí, eso ya lo sé. Dime, Brandon aun me recuerda a mí y a Natalie, todavía nos recuerdan todos, ¿cierto?
- Así es, eso fue lo que firmaste. Querías irte al Cielo para recuperar a Natalie, pero como estabas enamorada no podías, así que con este contrato que firmaste – dijo sacando el contrato, haciéndolo aparecer con fuego, ¡Qué horror! – hiciste que en el Cielo no se dieran cuenta que estas enamorada, además que no se le borró la memoria a ninguno de tus amigos.
- Bien, ahora quiero que me regreses a la Tierra – le exigí.
- ¿Ya quieres irte? ¿Tan pronto? – preguntó con un puchero.