Neyén…
Ok, tengo aquí aproximadamente una hora esperando a Natalie y nada. Si estoy bien, estoy en el río del parque abandonado pero no pasa nada. Ok, intentaré de nuevo con mis poderes…
Sigue habiendo nada, pero qué raro, siempre nos vemos aquí ¿Qué está pasando? Lo mejor será que me vaya, mañana tengo que dar una exposición y al parecer hoy no aparecerá Natalie, qué mal, de verdad quería verla y decirle que hoy vi Alex.
Muchos en la escuela conocen mi historia si no es porque conocidos míos les decían, era porque lo veían en la televisión, una de dos. Por eso, para mi caminar por los pasillos de la universidad y ver a la gente murmurando cosas mías es algo totalmente normal. Es algo a lo que ya estoy acostumbrado, hace un mes vino una reportera, quería que el contará mi historia con Natalie con lujos de detalles, quería hacer un reportaje muy elaborado y completo sobre mi historia, rechacé su oferta, no haré dinero con mis sufrimientos. Eso sería una falta de respeto, incluso para Natalie.
Allí esta Anna, a ella se le puede decir que es mi mejor amiga en la universidad, es muy lista, está en el cuadro de honor, hasta donde yo sé, yo soy su único amigo.
- ¡Neyén! – dijo ella feliz mientras corría hacía mi.
- Anna, hola ¿Vamos tarde? – le pregunté buscando mi celular para ver la hora, ya no uso reloj.
- No, – negó ella con la cabeza – podemos ir con calma. Quería decirte que mi vecino hizo una fiesta ayer y fui… sin permiso de mis padres – dijo haciendo una risa nerviosa – no se enteraron y escapé por la ventana, ¡Fue tan excitante!
No pude evitar reírme, ella me da risa, cuando hace cosas ligeramente malas o que no están bien, se siente una delincuente. El otro día la acompañé a una maquina dispensadora de comida, quería comprar unas papas, resulta que la maquina le dio dos bolsas en lugar de una, ella estaba riendo malvadamente, cosa que a mí me mata de la risa, decía que se sentía una criminal porque no pensaba regresar el dinero. Igual cuando fuimos al 7 eleven, le dieron dinero de más y ella no dijo nada, solo trato de disimular su risa de diablilla ñoña. Es que ella es tan buena, que cuando hace algo malo se cree toda una ruda, imposible no reírse de las cosas que hace.
- ¡Guau! Eres más mala que el dulce para mi abuela diabética – le dije bromeando.
- ¡Se siente tan bien! Siento como la sangre pasa por mis venas a gran velocidad… Ohh, esos glóbulos rojos, que están allí hacen que me sienta genial – decía ella emocionada.
De nuevo comencé a carcajearme, me divierte tanto sus chistes nerds. Es que ella lo es. Siempre usa jeans y camisetas simpáticas, en este momento tiene una de la tabla periódica, usa sandalias y su cabello está recogido con una cola de caballo. Su cabello es rubio, usa lentes enormes, tiene frenillos y pecas, sus ojos son color caramelo. Es bajita, no mide ni el 1.60 m.