Ambos son orgullosos, nerviosos, no tienen rumbo y están solos. Pero, ¿Qué queda cuando todos los que aman los abandonan?
Mikasa tiene cuidado de tocar a Levi. Mientras que Levi tiene miedo de tocar a Mikasa. Ambos aterrorizados de que se conviertan...
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〚MIKASA〛
El hediondo olor a alcohol y el leve aturdidor aroma a cigarrillos que ahora se adhiere a su camisa oxford, avergonzó a Mikasa Ackerman. Eran las cien horas cuando recién llegaron a su pequeño, ordenado y cálido hogar.
Levi permaneció en silencio durante todo el camino. No le preguntó nada, excepto si quería quedarse en una posada, lo que ella se apresuró a rechazar, con la más mínima incomodidad de encontrarse a Jean en alguna parte.
Lo cual puede que no se dé cuenta por dentro, pero estaba agradecida por no tentar a su suerte.
Una vez que llegaron a la cómoda casa de Levi, para sorpresa de Mikasa, él fue directamente a la cocina y cocino como si nada. Como si estuviera preparando la cena en una noche normal a las mil ochocientas horas. Así que caminó hacia la isla central, sacó un taburete y se secó suavemente el sudor de la frente.
Cuando Levi terminó, les sirvió huevos estrellados acompañados con una taza de arroz frito. Se dio cuenta de lo cansado que estaba él, sin embargo, se las arregló para darle una de las sonrisa más raras que le había visto hacer.
—Qué bueno que hayas vuelto, estúpida mocosa.
Mikasa sonrió ante el infame apodo de cariño que Levi le había dado desde hace tanto, y a casi todos con los que tenía confianza. Así que comió la comida sencilla pero reconfortante, y fue entonces cuando se dio cuenta de que el hambre la estaba matando.
Se las arregló para mirar a Levi, quien solo la estaba mirando casi cada diez minutos, su comida todavía estaba casi intacta, como si no tuviera hambre. Entonces ella preguntó:
—¿Qué pasa?
—Te vas a bañar después de comer. Sin peros, sin repelar, y sin otras mierdas —Hizo una pausa, ella parpadeo—. Apestas.
En lugar de estar molesta, Mikasa se rio entre dientes levemente, luego soltó una risa más fuerte, sonriendo hasta el punto en que las puntas de sus labios comenzaron a llegar a sus oídos. Levi parecía estar encogiéndose de hombros, casi demasiado burlón por la repentina locura de sus emociones, pero a Mikasa no le importaba.
Porque Levi acaba de decir que ella era importante para él.
Y eso es todo lo que le importa a ella, así que dejó de lado su orgullo, sus secretos y su ambivalencia. Ella confiaba en Levi más que en nadie, y sabía que amaba a Levi más que a nadie en este mundo, donde ellos eran los únicos que quedaban.
—Lo siento Levi. No debería haberte abofeteado y estampado en el suelo.
Pasó un momento.
Como si estuviera pensando sus palabras correctamente. Como si tuviera miedo de cometer un error. Como si estuviera a punto de reaccionar ante el mismo escenario una vez más... Pero había una diferencia, se dio cuenta de que Levi movía su mano para tomar la suya.
