Capítulo 04

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Una visita del pasado


SAMAY

Hoy me despierto más temprano de lo habitual, son las cinco de la mañana, cuando veo la hora en mi celular; tomo un conjunto deportivo de mi closet y unos tenis, bajo a la sala para poder tomar mi llaves y salir. Como soy nueva no conozco mucho solo sé que hay un parque cerca de aquí, así que camino unas cuantas cuadras hasta llegar al parque; al llegar me coloco mis audífonos en los oídos y empieza a sonar Animals de Martin Garrix, comienzo a correr por todo el parque hasta terminar con cinco vueltas por todo el parque, de camino hacia el departamento entro a una cafetería por un café, me encuentro tan inmersa en la música que se oye por medio de mis oídos que no me doy cuenta que choco con alguien, o alguien choca conmigo más bien, esto ya se está volviendo una costumbre.

— Disculpe, no lo vi —me excuso mientras me levanto del suelo, recojo el vaso de café vacío para tirarlo en el cesto más cercano.

— Kleiner sam wie lange nicht sehen —dice una ronca y profunda voz que se asemejaba a una que conocía, y que pensé que no volvería a escuchar de nuevo.

"Pequeña Sam cuánto tiempo sin verte"

Levanto mi vista de golpe para percatarme de que era quien pensaba.

— Anton alter Freund, was für eine Überraschung, ich sollte dich fragen, was du hier machst? Und noch mehr außerhalb meiner Wohnung —digo seria, mientras alzo una ceja esperando una respuesta de su parte.

"Antón viejo amigo qué sorpresa, debería preguntarte ¿qué haces aquí? y más afuera de mi departamento"

— Es war schwierig, und wenn ich schwierig sage, meine ich fast unmöglich, Sie zu finden, aber ich habe es geschafft; ¿Willst du mich nicht einladen, hereinzukommen? —pregunta con cierto toque de sarcasmo y seriedad, junto con una risa burlona, típico de Antòn, al parecer sigue siendo el mismo.

"Ha sido difícil y cuando te digo difícil me refiero a casi imposible encontrarte, pero lo logré; ¿acaso no me invitaras a pasar? "

— Ich habe die Wahl? —le pregunto, a lo que él niega con la cabeza, mientras suelta una risa de nuevo, que dura poco ya que le pego en el brazo.

"¿Tengo opción?"

Menudo idiota, que se aparece de la nada. Estúpido digo para mis adentros.

Busco en mi cangurera las llaves y las inserto en la manija, de este modo se abre la puerta y deja ver lo que es mi apartamento.

— Pero qué bonito y sencillo, no es nada al estilo de la Sam de antes —me dice mientras se sienta en el sofá, inspeccionando el espacio.

— Bueno, la antigua Samay tenía nueve o diez años, esta no —digo mientras me dirijo a servir dos vasos de jugo de naranja que se encuentra en el refrigerador— y dime ¿para qué me buscabas?¿ y ¿qué quieres? —lo comienzo a cuestionar mientras le doy el vaso de jugo, sentándome en el asiento que está de frente a él.

— Bueno pequeña, he venido número uno a quedarme y número dos a traerte unas no tan buenas noticias —dice, mientras toma un poco de su jugo.

— ¿Cómo? ¿Quedarte?, y malas noticias ¿Qué ha pasado? —le pregunto intrigada por su inesperada aparición.

Si ha aparecido así después de tanto, espero que tenga una razón válida creíble.

— Bueno, pues me quedo para cuidarte y vigilarte, por otra parte la mala noticia es que la mafia alemana está detrás de ti, eso no es bueno —dice seriamente mientras mira detalladamente un cuadro en la pared.

Perfecto engaño [ En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora