Capítulo 20

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El plan sobre la mesa


SAMAY.

Después de todo el desastre que se armó en la mansión Romanov, Etinne insistió en que me quedara a dormir en su casa, a lo que yo respondí que no, que no me sentía segura por lo que había pasado y que lo mejor era estar en mi departamento alejada de todo eso, no tuvo más opción que ceder, él y Eider me llevaron hasta mi departamento, el camino fue silencio, la tensión se podría cortar con unas tijeras fácilmente, nadie hablaba desde que salimos de la mansión y en el caso de Eider desde que vio a los vorys muertos. Minutos más tarde llegamos, Etinne se estaciono y rodeo el auto para abrirme la puerta, me ofreció su mano y la tome saliendo del automóvil.

- Lamento que la cena no haya salido como lo teníamos planeado es solo que...

- Esta bien, nadie se imaginaba que esto fuera a pasar- digo acariciando su mejilla con el dorso de mi mano. Él asiente y me giro a ver a Eider.

- ¿Estas bien? No has dicho nada desde que salimos de la mansión- pregunto separándome de Etinne y acercándome a él.

- Creo que sabes la respuesta- dice y yo asiento - estoy analizando todo lo que ha pasado en esta noche, en tan pocas horas, el hecho de que hayan entrado a la mansión, cortado la electricidad no es algo que se deba de tomar a la liguera, ya sabes quién es mi padre por lo tanto sabes quienes somos nosotros también la mafia roja, la Bratva como quieras llamarle, no cede, no perdona y no se rinde quien la traiciona, paga caro- dice decidido, firme y con frialdad.

- Entonces, ¿tu padre es el Boss? - pregunto.

- No, lo soy yo - dice, y levanta su mano enseñando el anillo característico en la mafia rusa que porta el Boss. Procedo a darle un beso en la mejilla como despedida, al separarme él me toma por la nuca y estampa su boca contra la mía profundizando el beso, hasta que el oxígeno nos falta.

- No salgas de tu departamento, enviaré a alguien a cuidarte- comenta.

- Okay- digo y se sube a el coche.

- Te veo mañana bonita, cuídate - dice Etinne dándome un beso en la mejilla para después dirigirse a el auto, camino hacia dentro del edificio cuando ellos avanzan, sin voltearme, de reojo veo como se paran a lado de una camioneta negra que está estacionada desde hace días del otro lado de la acera, confirmando mi sospecha adentrándome al edificio, saco mis llaves del bolso y entro a mi departamento.

- Hey! ­- saludo a Antón que se encuentra tomando un vaso con agua en la cocina, con manchas de sangre sobre su vestimenta negra.

- Hey! - contesta regresándome el saludo.

- ¿Todo bien? - le pregunto a medida que me voy acercando a la cocina.

- Si, todo salió perfecto, algunos contratiempos, pero todo esta listo.

- Lo vi, ¿el veneno no fue suficiente acaso? - pregunta ya que se suponía que el veneno era suficiente para matar a los voyekis, si mis cálculos no me fallas, la dosis que le di debía funcionar.

- Si lo fue, para la mayoría, pero me vieron, uno se me vino encima por lo tanto tuve que pelear con él y se me terminó cayendo el suero con el veneno, por consiguiente, lo perdí y tuve que matar al que me estaba atacando y los demás. Fue el único contratiempo lo demás salió bien, sin problemas- dice girando la laptop que se encuentra sobre la barra desayunadora en mi dirección.

Me siento en el taburete frente a la computadora, que me muestra las cámaras que colocó Antón en la oficina, cuartos y patio de la Mansión de los Romanov-Kozlov, cada una está colocada en puntos específicos. Lo mejor de estas cámaras es que están diseñadas con avanzada tecnología, lográndose camuflajear en cualquier tipo de superficie, textura y espacio, son pequeñas pero poderosas ya que cuentan con una alta resolución hablando de video y un buen sonido de audio. En la cámara número 1 se aprecia a Nikolai Romanov dando vueltas de un lado a otro, en su mano izquierda tiene un vaso con licor, que deduzco como whisky por la botella que ya hace en su escritorio.

Perfecto engaño [ En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora