Capítulo 24

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¿Es esto una cita o una salida caótica? (2)

ETINEE

Después de tomar mis últimas clases, me dirijo al estacionamiento hacia mi coche para salir de aquí. Mi próximo destino no es mi casa, si no una de las principales bodegas que hay aquí en Feltwell con armas, me toma solo diez minutos llegar al lugar, me estaciono frente al edificio rodeado de voyevikis que me reciben recién me ven bajar.

Paso por el umbral de la puerta con algunos voyevikis detrás mío, mis pasos resuenan por todo el lugar, captando la atención de las personas que se encuentran esparcidas por toda la habitación, me dirijo hacia donde están varias cajas grandes de metal con lo que se supone que son distintos tipos de armas de fuego.

— Abrela— digo dirigiéndome a un voyeviki, este asiente y procede abrirla con un tipo de llave específica.

La tapa de la caja se abre dejando ver las armas, ametralladoras, rifles, rifles francotiradores, berettas 92 F y algunas más de tipo militar, las saco y las voy detallando, asegurandome que vengan en buen estado una por una, después de checar que estén en óptimas condiciones, le pido Yusef el voyeviki encargado de esta bodega un informe de la cantidad de armas que deben de ser.

— Son diez mil novecientas — dice leyendo el papel que tiene en las manos.

Miro mi reloj buscando el correo con la cantidad de armas que deben ser, rectifico su respuesta con lo que debe de ser, despego mi vista del reloj hacia Yusef.

—¿Estás seguro?— inquiero utilizando un tono autoritario.

— Lo estoy señor, yo mismo con algunos otros hombres nos encargamos de contarlas— dice titubeando.

Chasqueo, negando. Camino quedando frente a él a una distancia considerable.

— Escúchame muy bien porque no lo voy a repetir— digo firme, sin titubeos—, ¿dónde están las cien armas faltantes?— agrego, haciendo que una pizca de nerviosismo se instale en él, mostrándome de primera mano lo que quiero ver.

— Señor, yo no sé qué respnderle, estas son las armas que llegaron, son todas las que contamos— dice defendiéndose.

— Esta bien te creo, puedes irte— digo y se queda ahí unos segundos sin comprenderlo para después darse la vuelta y avanzar para donde están unas escaleras.

— Yusef— lo llamo y a este ni le da tiempo de voltearse por completo cuando saco mi arma disparando un tiro limpio y directo que termina impactando en su cabeza, cayendo su cuerpo sin vida al instante.

— A mi nadie me ve la cara de pendejo, llévense ese asqueroso cuerpo y quiero mis armas los más pronto posible, sino quieren acabar como está rata— digo guardando mi arma detrás de mi espalda, avanzando hacia las escaleras que se conectan con el piso de arriba donde están dos oficinas, me adentro hacia la primera puerta cerrándola de un portazo.

Malhumorado me desplazo hacia la mesa que está en medio de la habitación desplegando los planos ocupando la mayor parte de la mesa, añadiendo, quitando y perfeccionando detalles a los sistemas y a las armas que he estado creando, armas únicas en el mundo que solo la Bratva tendrá dentro de poco; siempre hemos tenido mejores armas, claro alteradas para que sean ágiles y potentes, pero ahora serán más violentas, con estas modificaciones y las nuevas creaciones serán de mayor alcance, precisión y fuerza.

Hemos creado, más que nada yo he creado, desde ya un tiempo, a mis escasos dieciocho años, armas de fuego de todo tipo durante un largo tiempo como lo son pistolas, rifles, ametralladoras, francotiradores, glocks; como también bombas, misiles, cañones y explosivos, con el fin de ser los únicos en tener este armamento y poder liquidar al enemigo.

Perfecto engaño [ En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora