✩ ─── 「☪ Cuarta Luna ☪」─── ✩

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Cerca de dos horas después, Adrien estaba de regreso en su casa con los pequeñitos. Ya era hora de alimentarlos otra vez y los cachorros eran muy vocales al respecto. A ciegas buscaban en la alfombra mientras Adrien les preparaba la leche. Había creado una valla de almohadas alrededor de ellos para asegurarse que no rueden a la chimenea. Alimentar a los cinco él solo fue un reto pero pareció que todo valió la pena cuando los saciados cachorros se acurrucaron en su regazo. Adrien no tuvo el corazón para quitarlos de ahí. A ellos parecía gustarles su calidez y eso los hizo dormirse.

Después de alimentarlos, Adrien estuvo muy cansado también. Así que decidió dormir un poco. Gentilmente bajó a los cachorros a su 'nido' y cambió antes de unirse a ellos. Estaba cálido cerca de la chimenea pero los cachorros a ciegas siguieron buscando acercarse a Adrien. Normalmente no dormía en su forma de lobo pero se sentía bien así. Afectuosamente, Adrien lamió sus pequeños cuerpecitos y los cachorros se calmaron.

«No era tan malo...»

Adrien pensó.

«Tener compañía se sentía bien después de todos esos años. »

**

Las siguientes dos semanas fueron ocupadas para Adrien; alimentaba a los cachorros, dormía con ellos cerca de la chimenea o salía a cazar para comer. Cada vez que se iba, se aseguraba que los cachorros estuvieran durmiendo en su pequeño nido. Se habían recuperado bastante bien de su rudo inicio, al menos por lo que Adrien podía notar. Sus ojos estaban casi completamente abiertos y estaban empezando a moverse en sus cuatro patitas.

Adrien tenía que ser muy cuidadoso debido a ello. Mientras más crecían los cachorros, más rápido podían escapar de su pequeña 'prisión'. Pero claro, el Alfa también estaba emocionado por verlos ponerse de pie y caminar sin tropezar. Sus pasos aún eran temblorosos y sin coordinación pero estaban aprendiendo rápido de él. Adrien pasaba más tiempo que nunca en su forma de lobo para ayudarles con su desarrollo. Cinco pares de ojos siempre lo miraban a cada minuto y sería más fácil para ellos aprender de él cuando estaba en su forma de lobo como ellos. Los cachorros no cambiarían hasta que tuvieran un año de edad.

La primera vez que uno de los cachorros se puso de pie – sin caerse – y caminó tras él, Adrien sintió el orgullo de un padre. Ellos no eran suyos pero Adrien podía entender mejor a los padres ahora. Era una sensación muy bonita ver a los pequeños crecer.

El Alfa ayudó al cachorro cada que se ladeaba y pronto sus hermanitos siguieron su ejemplo. Cada vez que se movían, su destino favorito parecía ser Adrien. Lo seguían a donde iba, al menos cada vez que no los colocaba en su nido del cual no podían salir – aun. Tales acciones usualmente resultaban en quejidos de protesta y audibles sollozos hasta que regresaba con ellos.

Adrien sabía que quizá no era tarde para entregar a los cachorros a alguien más. Él solo necesitaba encontrar una manada que estuviera dispuesta a criar a cachorros que no eran de ellos. Sabía que si quería alejar a los cachorros, tendría que hacerlo pronto.

Mientras más pronto separaran sus caminos, más rápido los pequeñitos iban a olvidarlo. Pero Adrien no quería entregarlos a alguien más. Había empezado a pensar en ellos como suyos. Los cachorros habían creado un lazo con él, y era cierto que con el Alfa había sido igual. Adrien no entendía cómo alguien tendría el corazón para abandonar a estas adorables e inocentes criaturas.

Mientras los cachorritos se acurrucaban a su lado con leves quejidos, Adrien los miró con amor. Los había cuidado unas semanas pero ahora entendía a los Omegas; en especial por qué incluso los Omegas machos amaban ser la madre. Había algo especial y sagrado en esto – pequeñas criaturas dependiendo de uno para proteger sus frágiles vidas. Sin él, ellos morirían de hambre o frío. No estaba seguro de por qué su madre los había dejado, pero Adrien sentía como si nunca hubieran tenido tiempo para que ellos se imprimaran de ella. Cuando los encontró, no olían como ella. Por lo que sabía, las madres bañaban a sus cachorros justo después de parirlos para asearlos pero también para hacer que olieran a ellas/ellos. Los reclamaban como suyos justo después del alumbramiento.

Deep Forest (Adrinette) (OMEGAVERSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora