CAPITULO 1

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— Estaré aquí en un par de días, por favor no salgas y si sales llevate a los guardaespaldas... Te amo —. Me acaricio el rostro tristemente

Asentí con la cabeza y se acerco a besar mi frente, después de eso unió nuestros labios en un beso de despedida.

Se dio la vuelta y entro al aeropuerto, una lágrima traicionera bajo por mi mejilla, la limpie rápidamente y ví como su enorme espalda se perdía entre la multitud de las personas.

— Señorita Ambani es hora de irnos —. Me di la vuelta y asentí con la cabeza

El guardaespaldas me abrió la puerta como de costumbre y nos dirigimos a casa, mi corazón latía con fuerza esta vez mas que triste y la expresión en mi rostro no la podía ocultar.

Baje la ventanilla y deje que el aire inundara la limusina, cerré los ojos al tener contacto con el y sonreía al recordar a Aaron celoso de la vez que fuimos a la playa.

                   Flasback

¡Maldita sea Samantha! ¿Por que tuviste que ponerte un traje de baño tan revelador? —. Fruncio el ceño molesto

Reí ante sus celos de verdad me encantaba ponerlo de esa manera.

— ¡Pero Aaron, mi traje de baño es igual al de cualquier chica! —. Explique

— ¡Pero que no estas viendo como los putos hombres te ven con lujuria! —. Arrugue la frente y me di la vuelta observando a mi al rededor

Pero me sorprendí al darme cuenta que en efecto estaba acaparando muchas miradas.

— ¡Hay yo no te estoy reclamando nada de como las chicas te ven! —. Me defendí

— ¡Si pero es distinto por que yo a ellas ni si quiera las tomo en cuenta y ellos a donde vamos ahí van detrás de ti, Samantha! —. Explico mas relajado

Me acerque a el y le plante un beso posesivo y salvaje que el no dudo en corresponder, su boca y la mía estaban hechas a la medida y nadie podría cambiarlo.

— Sabes que yo solo te amo a ti —. Pegue mi frente con la de el

— Yo también a ti, eres la única a la que podría amar —. Sonreí con ternura

           Fin del Flasback

— Señorita Ambani, llegamos —. Roberto interrumpió mis pensamientos

Abrió la puerta y baje de la limusina con pereza, entre desganada a casa y me encontré con la mirada triste de Cristina.

— ¿Ya se fue? —. Pregunto tristemente

— Así es —. Afirme

— Espero que todo le salga bien —.

— Yo también —. Suspire con cansancio

— ¿Quiere que le prepare algo de comer? —. Arrugo la frente interrogativa

— No, gracias —. Negué con la cabeza

Me sonrió tristemente, le devolví el gesto y se dio la vuelta para perderse en la cocina.

Subí las escaleras con tristeza, mientras pensaba en que todo iba a salir bien y que volvería pronto.

Pase por el pasillo y me detuve enfrente de mi habitación, tome la manija entre mis manos y la abrí con delicadeza.

Mire la habitación con recuerdos de el y mios, entre y sentí como ese calor que siempre me brindaba ahora se convertía en un frío interminable.

Me acerque al armario y con delicadeza tome una de sus camisas, la lleve a mi nariz y cerré los ojos recordando su aroma.

Me acerque a la cama y me recoste sobre ella, con agilidad me quite los zapatos y me acomode en forma fetal mientras abrazaba con fuerza su camisa.

Cerré los ojos y fui cayendo en un profundo pero tormentoso sueño.

CERCANA OBSESIÓN (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora