¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Si había algo que Jimin amaba hacer en la mañana era tomar un buen café y sentir como su cuerpo empezaba a adquirir temperatura desde su interior. Su tipo de café cuadraba mucho con su forma de ser, dulce y agradable. Es por ésta razón que habituada una cafetería muy cerca de la universidad.
Antes de empezar el ciclo escolar se le daba la oportunidad a los estudiantes recién llegados de instalarse una o dos semanas antes en los dormitorios, para habituarse a ellos y no tener que trabajar en un ambiente precisamente extraño. Jimin optó por esta posibilidad ya que quería conocer los alrededores.
El primer día que salió a recorrer casi se pierde por haber caminado de más. Jimin estaba por darle algo, su teléfono se había descargado y lo único que llevaba consigo era su billetera y su arrepentimiento por salir sabiendo que cosas como estas podían pasar. Era demasiado tímido como para preguntarle a alguien si sabía el camino de vuelta a la universidad, además de que ya estaba atardeciendo y cada vez el número de transeúntes se reducía.
Caminó nervioso algunos tramos más hasta que sintió un olor a café que era muy satisfactorio, por pura inercia y su poca capacidad para resistirse a ese clase de olores, se dispuso a caminar siguiendo el aroma, no pasó mucho tiempo para que Jimin llegara al lugar de donde provenía.
Al estar en frente del lugar inspiró profundamente y esbozó una sonrisa complacido por el olor característico de su bebida caliente favorita.
—Lo siento, ya estamos cerrando—. Una voz algo grave sacó a Jimin de su trance—. ¿Se te ofrecía algo?
Jimin no estaba preparado para hablar con alguien de forma tan inesperada así que no sabía que responder exactamente. El chico moreno en frente de él lo miraba expectante esperando una respuesta.
—Y-yo estaba... Universidad... Q-quiero decir...
Su contrario río para sus adentros y optó por darle pequeñas palmaditas en el hombro de Jimin.
—¡Tranquilo hombre! No muerdo—. Jimin pudo sentir que el chico era un alfa, su lado omega reaccionó a esto calmándose gradualmente ya que se le había inspirado la confianza suficiente— ¿Que tal si pasas por un café y me cuentas que sucedió?
Jimin asintió algo apenado y el alfa volvió a abrir la puerta de entrada dejándolo pasar.
Era un lugar bastante acogedor, abundaban los colores marrones y negros junto con los distintos verdes de las plantas que adornaban los alrededores.
—Tú puedes sentarte aquí mientras yo preparo el café ¿Te parece?
—¡Sí!— Respondió algo rápido el omega al mismo tiempo que el chico junto a él sonreía risueño.
Una vez el café estaba listo el barista se lo llevó a Jimin para luego sentarse frente a él.
—Mi nombre es Kim Namjoon y trabajo aquí ya que soy el hijo de los dueños ¿Cómo es tu nombre?
