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Le molestaba y a la vez preocupaba lo tranquilo que lo veía. Masticaba una y otra vez, juraba que hasta el sonido de las teclas del portátil del alfa ya lo estaba aturdiendo demasiado ¡Ni siquiera tenía la decencia de mirarlo! Estaba al límite de su paciencia, un lugar donde nunca creyó que llegaría.
Primero, tenerlo en cautiverio por razones que completamente desconocía y luego meter a su amado hyung en todo ese insólito embrollo ¿En serio el alfa todavía esperaba que le tuviera respeto? Aunque sabía que llevarle la contraria no le traería nada bueno, le llenaba de impotencia no poder gritarle a esa cara impertinente todo lo que su yo interno reclamaba.
—¿Podrías explicarme qué es lo que sucede?— Trataría con todas sus fuerzas con el fin de sacarle información, sabe que no puede ir por encima de él, así que simplemente trataría.
—Creí que ya te lo había dicho—. Soltó una pequeña risa que al omega no le cayó nada bien—. Lo siento, me es imposible no darme cuenta lo lento que eres para entender lo que pasa a tu alrededor.
—Tú...— Se contuvo—. Mencionaste a Yoongi ¿No es así?— Asintió como si lo que le hubieran dicho fuera lo más obvio del mundo— ¿Qué tiene que ver él en todo esto?
Se reincorporó para estar más cómodo donde estaba sentado y redirigió su mirada a Taehyung.
—¿Nos dejarías solos? Necesitamos hablar.
—¡Como guste jefecito!
Jimin se quedó inmóvil al ver como Taehyung dejaba la sala sin poner oposición. Mentiría si dijera que se sentía más inseguro sin él allí, sabía que tendría que ser más fuerte de lo que solía serlo. No había espacio para el tímido Jimin.
—Ya podrás haber notado que no le gustan los enfrentamientos—. Inspeccionó al rubio con la mirada—. Y creo... que este podría ser uno de ellos.
El omega apretaba fuertemente sus puños por debajo de la mesa intentando retener toda su ira en contra del alfa, si fuera por él ya le hubiera clavado un merecido puñetazo.
—Veamos... Yoongi—. Era como si ese nombre fuera un detonante para ambos, Jimin se alertaba y prestaba suma atención—. Mi querido y dulce Min Yoongi—. Mientras Jungkook mostraba completa y genuina devoción.
¿Era acaso ese el mismo Jungkook que le hizo toda esas horribles cosas?
—No eres más que un cebo, aclaremos eso desde ahora—. El alfa estaba al tanto de cómo imponer autoridad y respeto, esta no era la excepción— ¡Un cebo! ¡Una carnada! ¡Un incentivo! Tu sólo estás sentado en ese silla porque yo así lo deseo, estás respirando porque yo así lo quiero. Yo soy el que te permite seguir con vida ¿Entiendes?
El omega estaba a punto de hablar cuando una cínica risa, que casi pasa desapercibida, llama su atención.
—Es gracioso que justo alguien tan inútil como tú sea necesario para volver a ver a alguien de tan alto intelecto como lo es Yoongi. Es despierto, es audaz, tenaz, inteligente, los demás piensan que solo es un inadaptado más ¡Son unos estúpidos! ¡No lo conocen para nada! Es una persona sumamente cariñosa y responsable, imperfectamente perfecto. En mi vida conocí o volveré a conocer un ser así, uno que pueda igualarme o hasta sobrepasarme. Es aterrador pero a la vez es extremadamente excitante. Él es todo lo que tú, un omega cualquiera, nunca podrá.
