Narra Ivanna
Salimos de la casa tomados de la mano, con caballerosidad Azadiel abre la puerta de la camioneta.
Azadiel conduce a la carretera principal, adelante y detrás van camionetas de seguridad. El ambiente es cómodo, él me platica sobre lo que hicieron hoy en el negocio del licor que sacará Lucifer.
Llegamos al centro de Moscú, aparca el auto en un precioso restaurante de estilo clásico con luces cálidas, Azadiel se baja para abrir la puerta, me ofrece su mano que acepto con una sonrisa que contagia la emoción que hoy fluye en cada poro de su bello rostro.
Nos adentramos al restaurante, hay poca gente y un jazz clásico se escucha ligeramente, el mesero nos lleva a una mesa con vista de la ciudad, desde allí puedo ver las calles y los autos pasan, las personas van y vienen.
— Cariño, permíteme — habla Azadiel abriendo una silla para mí.
— Gracias cielo — respondo tomando asiento viendo la preciosa vista — es un lugar hermoso, por algo es mi favorito — comento viendo Azadiel.
— Jade me dijo que te encantaría venir aquí luego de mucho tiempo — habla tomando mi mano — quería que estuviésemos lejos un momento de esa situación.
— Es un poco tóxico — agrego — deberíamos preparar todo para unas buenas vacaciones, se viene un huracán — muerdo mi labio.
— ¿Qué sucede? — indaga con una ceja arqueada, relaja su rostro cuando el mesero se acerca a pedir nuestra orden — ¿Qué pedirás cariño? — pregunta viendo la carta.
— La especialidad de la casa — ordenó al mesero — me gustaría un vino añejado de 1967 por favor — el chico anota atentamente viendo a Azadiel.
— ¿Usted señor? — pregunta
— Lo mismo, quiero un whisky de las rocas — ordena y el chico se va — me dirás lo que esa cabecita está atormentado.
— Natasha se escapó — habló frustrada en un hilo de voz — salió sin seguridad en una camioneta de Jade, dicho carro que la prensa conoce perfectamente y no dudarán en seguir — pellizco el puente de mi nariz.
— Tranquila, eso se puede solucionar — toma mi mano dejando pequeñas caricias — olvidemos eso por un momento y vivamos nuestra noche — deja un beso en el dorso de mi mano.
— Lo prometo — sonrió llevando una de mis manos a sus mejillas — aún tenemos mucho por vivir como matrimonio — me río viendo nuestros anillos de matrimonio.
— Aun no consumamos el matrimonio — sonríe pícaro — te debo una luna de miel.
— ¿Mi viaje a las Vegas no fue la luna de miel? — bromeó
— Fue nuestro viaje de matrimonio — nos reímos viendo al mesero acercarse con nuestra cena.
Soltamos nuestras manos dejando que el mesero sirva la comida, agradecemos y comenzamos a comer charlando de muchas cosas.
Al terminar la cena, nos quedamos unos minutos esperando el postre. Cuando terminamos nos paramos para ver mucho mejor la vista, los brazos de Azadiel me rodean dejando que su pecho choque con mi espalda sintiendo su cálida respiración cerca de mí.
Narra Azadiel
Dejo un beso en su cuello abrazando más su cuerpo al mío, suelto uno de mis brazos sacando la pequeña cajita de mi saco, saco el anillo guardando lo en mi mano.
— ¿Recuerdas cuando nos conocimos? — habló dejando mi barbilla en su hombro — jamás podría dejarte en manos de algún psicópata, asesino, o un idiota. No pague esos millones por verte como un objeto, lo hice para darte la libertad que negaron.
> Tenemos una historia auténtica, tal vez somos distintos y eso nos hace complementarnos de manera perfecta. Puede que ya tengas un anillo de bodas — tomo su mano para acariciar el anillo — me siento afortunado de estar a tu lado, de verte en cada faceta, tengo la dicha de amarte por toda la eternidad. A pesar que no recordamos mucho de nuestra locura en las Vegas, te prometí una boda y hoy frente a esta preciosa vista, en el lugar que te encanta quiero decirte algo.
La suelto lentamente para dar unos pasos y ponerme de rodillas.
— No lo hice la primera vez, pero hoy quiero hacerlo en total sobriedad — le muestro el anillo.
— Azadiel cariño — me mira emocionada con una gran sonrisa — sabes que si — asiente dando pequeños saltos, deslizo el anillo en su dedo anular escuchando aplausos.
Me paro para besarla, sus manos acuna mi rostro, nos soltamos cuando los aplausos se escuchan aún más fuerte, agradecemos una sonrisa tomando muestras cosas, pago la cuenta y salimos del lugar.
— Sabes — habla mientras se abrocha el cinturón de seguridad — si mil veces me haces esa misma pregunta, mil veces te diría que si — me mira fijamente con el rubor en sus mejillas.
— Entonces, cada siglo te haré la misma pregunta y haremos la mejor fiesta — beso el dorso de su mano poniendo el auto en marcha.
Narra Ivanna
Durante el camino no puedo dejar de ver el precioso anillo (imágen en galería), estoy demasiado emocionada en saber que obtendré la boda que tanto desee.
— ¿Te gusta esa piedra? — pregunta Azadiel viéndome de reojo.
— Me encanta, es muy hermosa — respondo acariciando la piedra roja.
— La traje del infierno — habla tranquilamente, me ahogo con mi propia saliva al escuchar eso.
— ¿Qué? — pregunto cuando me calmo — con razón es demasiado hermosa.
— Amor, jamás podría darte una piedra cualquiera — aparca el auto en la entrada principal.
— Por cierto, hace unos días tenía planeado hacer una pequeña fiesta por lo de nuestra matrimonio, hablaré con la asesora para que multiplique todo — Azadiel me mira con los ojos abiertos.
— ¿Estabas planeando una fiesta sin mí? — pregunta ofendido
— En realidad es la boda religiosa, tenía planeado pedirte matrimonio — bromeó con lo último — te haría la propuesta en una cena.
— Carajo, por qué no me espere — se reprocha
— Tranquilo cielo, tendremos siglos para hacerlo — repito la frase de él.
— Estoy ansioso por eso — besa mis labios — vamos cariño.
Bajamos del auto entregando las llaves al guardia, entramos a la casa que está en silencio, subimos las escaleras directo a la habitación.
Al entrar, encendemos las luces y cada quien se va al cambiador para ponerse la pijama. Con lentitud me quito el maquillaje y hago mi rutina nocturna.
Me recuesto en la cama dejando que Azadiel me abrace, ambos miramos televisión en silencio, para los dos ha sido un día agotador.
— Te tengo una sorpresa — habla Azadiel viendo su móvil — solo estaba esperando a que me dijeran que ya podría darte la noticia — me siento en la cama para verlo.
— ¿Otra sorpresa? — pregunto emocionada y él asiente — dime —
— Cuando regresemos de nuestra luna de miel — coloca un mechón de mi cabello detrás de mi oreja — nuestra propia casa ya estará construida, está diseñada con los gustos de ambos — acaricia mi mejilla — la conocerás regresando del viaje.
— ¿No podré verla mañana? — hago un puchero y él ríe negando.
— Será mi primer regalo de bodas — se levanta para estar más cerca — el primero de muchos — sentencia besando mis labios.
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Adictiva
RomanceSegundo libro de la biología: Mi adorado tormento.🌪️ {Completa} Cuando creímos que el diablo era el único que necesitaba ser amado por una humana, su hermano mayor descubrió que él también lo necesitaba. Cuando vio aquella hermosa mujer quedó fasc...