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Narra Azadiel

He perdido la cuenta de los días que han pasado, apenas he dormido un poco. Ella sigue aún en la habitación, de Lucifer no sabemos nada.

— Vamos a descansar cielo — murmura en voz baja abrazándome por la espalda — debes relajarte un poco — asiento rendida entrando a la habitación.

Me siento con victoria al haber logrado que ella comiera un poco, el verla sin su brillo me hace mierda el corazón.

Quito mis tacones dejándolos en el suelo, me recuesto en la cama recostando mi cabeza en el pecho de Azadiel, él ha sido mi apoyo en estos momentos y se lo agradezco.

— Descansa pequeña — besa mi frente dejando pequeñas caricias en mi espalda cubierta por el vestido de tela aterciopelada.

— Gracias por estar aquí — susurro cerrando mis ojos para disfrutar más de las pequeñas caricias.

— Lo hago por qué ella también es parte de mi familia, eres mi esposa y estaré siempre para ti — besa mis labios.

Narra Azadiel

Cierra sus ojos quedándose dormida, su cuerpo se relaja por completo entre mis brazos sintiendo el calor de su cuerpo fundirse con el mío.

Pierdo la noción del tiempo, durante el tiempo que ella duerme me encargo de revisar el móvil que Ivanna tiene, la copia del celular de Natasha, ojeo algunos mensajes viendo sus últimos movimientos.

Siento su cuerpo removerse, lentamente abre los ojos dibujando una sonrisa en sus labios, beso la punta de su nariz sintiendo como lentamente se sienta en la cama.

— Tomaré una ducha, ¿vienes? — pregunta aún con su voz ronca.

— Vamos — le respondo comenzando a quitar los botones de mi camisa.

•••

La veo salir del vestido con un precioso vestido negro de ceda (imágen en galería) calza tacón altos del mismo color con suela roja, de su cuello cuelga una gargantilla de diamantes acompañado de unos pendientes, su cabello está suelto y el maquillaje impecable.

— Te miras hermosa — halago levantando me del sofá — ¿Estás lista? — asiente.

— Te miras guapo vestido de azul marino — acomoda el cuello de mi camisa dejando un beso en mi mandíbula.

— Gracias princesa — beso sus labios abriendo la puerta de la habitación para salir, está noche saldríamos a cenar.

Bajamos en silencio, nos adentramos a la sala por la agenda de Ivanna que ha dejado hace un rato, vemos a Dimitrov y Natasha en la sala sentados en silencio, Ivanna no los mira y yo evito hacerlo, cuando estamos por irnos somos interrumpidos por una sirvienta que anuncia una llamada.

— Señorita Blanco, me han pedido que sea usted quien atienda personalmente está llamada — mi esposa asiente tomando el teléfono.

— ¿Hola? Ivanna Blanco — habla con un tono demandante, cuando la otra persona responde su rostro demuestra sorpresa.

Narra Ivanna

— ¿Hola?, Ivanna Blanco — respondo demandante, es extraño que haya alguien que pida con exactitud que sea yo quien atienda la llamada.

— Vany, cielo — cambio mi rostro confundido a uno de sorpresa al escuchar esa voz ronca y grave.

— ¿Si? — cuestiono dudosa buscando que confirme si en verdad es él.

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