Capitulo 6

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ALESSANDRO

Wow, esta chica tenia pelotas. Dejo a todos en la sala en silencio mientras ella salia de la sala con la frente en alto.

Debo admitir que cuando supe de esta chica no me intereso para nada, me habían dicho que la mantuvieron lejos de esta vida desde siempre. Siendo hija de los 2 herederos de las familias mas grande de Italia era una joya única en este mundo, pero saber que la mantuvieron en la oscuridad toda su vida y que la lanzarían sin aviso a al mundo de la mafia y sumándole a mi como su guardián y "marido" no me agrado mucho. Habia estado bien siendo unos de los solteros mas codiciados de la mafia a mis 28 años, había crecido en este mundo y lo manejaba como un rey. 

Jamás pensé que al conocerla nuestra primera impresión seria a ella encima de mi, poniéndome duro como nadie nunca lo había echo.  Cuando me beso, me sorprendió. Supe que el haberle dicho esas cosas la estaba retando, por lo que me habían dicho era muy callada y una niña buena, y el que allá sido tan audaz me tomo desprevenido. Aunque no me puedo quejar, era hermosa con esa actitud. Sus ojos verdes brillaron con reto cuando se monto sobre mi, sus labios en forma de corazón hicieron estragos en mi boca y dios su trasero era una joya, tan voluptuosos para agarrar y tenia unas tetas que caían en mis manos y mas. Saber que era tan receptiva acabo conmigo, hizo que me viniera como un adolecente en mis pantalones. Cosa que no pasaba desde que tenia 15 años lo cual me sorprendió y me hizo desear mas de ella. 

El reto en su voz me puso duro, al estar siempre con mujeres que harían todo por complacerme. el que ella alla jugado y me alla usado para complacerse me encendía. y ya la posibilidad de casarme con ella no me parecía tan mala.  

Como nadie estaba pendiente de mi, la segui. Queria saber mas de ella y despues de todo lo que habia dicho no creo que todo estuviera tan bien como ella lo hacia notar. 

La encontré abriendo las puertas del pasillos, buscando supongo yo el baño porque cuando se topó con el entró. Pero antes de que pudiera cerrar la puerta, note algunas lágrimas en su cara y no pude evitar ir tras ella.

Pare la puerta con mi mano y me adentre con ella, acorralandola en el baño para luego cerrar la puerta con llave.
Nos quedamos mirando fijamente, ambos sin movernos ni decir nada. Podía notar que estaba luchando por mantenerse firme frente a mi. Y a pesar que está había sido nuestra primera vez conociendonos, algo me impulsaba a tenerla cerca a mantenerla junto a mi.
- Amore - le ofrecí mi mano, viendo y esperando si la tomaría. Varias emociones parpadearon en sus ojos cuando escucho el apodo que le había dado, sabía que el fondo le gustaba porque sorpresivamente la tomo. La acerqué a mi y la abrace. Era un cabron la mayoría del tiempo, si no decía Siempre. Pero sabía que todo esto era nuevo para ella y sabía que había perdido a su mamá hace muy poco por lo que era normal que todo esto la estuviera abrumando. 

- Estas bien amore? - no era muy bueno consolando a las mujeres, normalmente las evitaba.

- Si, sólo que esto es demasiado por un día - se separó un poco de mi y pude ver sus ojos, ya rojos de llorar. El verde de estos se veían más brillantes, haciéndome verla hipnotizado.
Mojo sus labios viéndome fijamente, sólo eso necesito para ponerme duro. No estaba en condiciones de aprovecharme de ella, pero Dios sabía que me estaba costando. Era muy bajita me llegaba al pecho por lo que cuando tomó mi camisa en puños y me acerco a ella y me dijo 

- Hazme olvidar
Lo perdí.

Tomé su boca en la mía, deleitándome con sus labios. Un gemido salió de ella cuando toque su lengua con la mía haciéndome olvidar donde estábamos. Me agache y tome su trasero alzándola y dejándola sobre el lavado para estar más a la altura.
Sus manos fueron a mi camisa, buscando sentirme, empezó a desabrochar los botones y cuando vio que le estába llevando tiempo, sólo los rompió. Literal, me rompió la camisa y eso Sólo me hizo descontrolarme, nunca había conocido a una mujer con tanto fuego el cual rivalizaba con el mío, tenía que decir que lo de romper la ropa era lo mío, por lo que me tomo un poco de sorpresa tanta audacia.
- Te compraré otra - sus labios me mostraron la malicia en sus palabras, sabía que me tenía en sus garras y yo no iba a escapar de ellas.
Sacándome la camisa, fui directamente a su vestido, se lo saque y quedó en un conjunto de ropa interior color blanco que la hacía ver como un maldito ángel.
- Hermosa - bajé mi boca a su cuello, besando su piel, embriagadome con su olor. Sus uñas dejaban marcas en mi cuerpo, por lo que supe que su cuello era un punto débil. Su piel se erizo y cuando empecé a chupar su cuello supe que dejaría una marca y el hombre posesivo en mi le encantó, a eso sumándose sus rasguños en mi cuerpo, era como si nos estuviéramos marcando el uno al otro.
Baje mi mano buscando sus bragas, cuando mis dedos toco su coño fue el cielo, estaba mojada y con sólo un toque sus gemidos fueron música. 

- Estas mojada Amor? 

- Mmmm - la mire, quería saber si estaba tan afectada como yo 

- Esto es por mi? - no dijo nada Y la vi luchar consigo misma, sabía que una parte de ella me quería su cuerpo me llamaba, pero otra parte de ella tenía que mantenerse firme ante todos. 

- Dime o parare - y para demostrar mi punto deje de tocarla. Eso hizo que un gemido de protesta saliera de ella. 

Sabía que no quería ceder, por lo que tome su mano y la puse sobre mi erección. 

- Sientes eso?, así me tienes amor, duro y no sabes cuanto me gustaría bajarte la bragas, abrirte esas hermosas piernas y hacerte mía. Follarte hasta que no puedas caminar mañana, saber que me sentirás y sabrás que fui yo el que te hizo eso. 

Mis palabras la hicieron tensarse y vi cuando su mirada se nublo por la lujuria. Cuando mordió su labio y me acerco a ella con su mano para besarme supe que me estaba diciendo que si.
Empecé a tocarla suavemente en círculos, dándole atención a su clítoris, sus caderas se movían buscando mi mano, su boca me besaba con fuerza, haciéndome desear estar en una cama para poder observar la mejor, sus gemidos me tenían al límite. Por lo que cuando escuché ruidos fuera de la puerta supe que se nos estaba agotando el tiempo.
Golpearon la puerta, haciéndonos detener a ambos. 

- Chiara estas bien? - era Dante, pensé que su atención estaría en la puerta Pero cuando me gire ella estaba mirándome a mi. 

Vi su sonrisa y su dedo moviéndose diciendo que me acercará. 

- Hazme venir, te reto - empecé a mover lo dedos retomando el ritmo, y cuando la sentí tensarse lo hice más rápido hasta que se vino, calle sus gemidos con mi boca, saboreando el momento. 

Y hay lo supe me iba a matar, está chica sería mi ruina, lo sabía. Pero caería por ella, sería el infierno más placentero de mi vida.

AMOREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora