Sonrisa Sincera | YiZhan [MPreg]

y conociendo Roma

(por Xiao Zhan)

Pulsé el modo avión en mi móvil antes de que Yibo se diera cuenta que sus asientos de avión eran de primera clase.

Conecté los cascos y me relajé sobre mi asiento y dormí las cuatro horas de viaje que tenía por delante.

Al llegar a Tokio, me dirigí al hotel. Ya casi amanecía y únicamente me dio tiempo de dejar mi equipaje y dar una nueva ducha antes de reunirme con Gu Jiacheng en el restaurante.

Volví a conectar mi teléfono y enseguida los mensajes de Yibo me llegaron.

WYB: Zhan, ¿En verdad no conoces los límites de gastar? Estos asientos son mucho... Con lugares de 3ra me hubiera conformado.

WYB: estamos por despegar.
Te amamos.

WYB: 😘👨‍👦

Sonreí cual idiota.

—Si unos simples lugares de avión fueron mucho, Yibo, no quiero pensar lo que dirás al llegar a Italia —dije para mí mismo, tratando de imaginarme su reacción.

Le respondí brevemente y bloqueé el móvil. Me apresuré a llegar al restaurante del hotel y enseguida vi a Jiacheng. Estaba solo.

—¿Qué tal el viaje? —tomé asiento y un mesero llegó enseguida a servirme una taza de café.

—Llegué anoche. Pero me urgía verte antes de la ceremonia.

Sorbí a mi café y me quedé esperando a lo que fuera a decir Jiacheng. Me extendió una carpeta negra.

—Los movimientos de Guan Hong y Qin Lan —hizo una pausa mientras yo abría dicho material. Era una narración crónica.

Comencé a leer atropelladamente, saltando algunas palabras y en busca de una sola cosa.

—¿Se fue? —pregunté con alivio y seguí leyendo.

«Chen Guan Hong abordó un avión el 1 de septiembre con dirección a Florida, Estados Unidos.
La mujer, Qin Lan, abordó dos días después un avión con destino a Beijing. La casa donde la mencionada vivía fue puesta en venta enseguida. Aún no hay comprador».

—La gente que les está siguiendo el paso tardarán un poco en saber a dónde fueron cada uno. Por lo mientras, creemos que Qin Lan se mudó al departamento que Guan Hong compró hace dos años.

Cerré la carpeta casi de golpe y suspiré.

—¿Estás completamente seguro de esto? —mi amigo asintió.

—No volverá a suceder lo de hace dos años, Zhan. Te lo aseguro.

Miré agradecido a Jiacheng por todo lo que estaba haciendo.