nuestro hogar

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Un mes después a la boda, la familia finalmente se mudó a la casa nueva.

Había sido un trabajo difícil, no creyeron que vaciar un departamento tan pequeño les llevara tanto tiempo y mucho menos que encontrarían un mundo de secretos debajo de la cama de Mao Kuan.

—¿Cómo es que llegó esto aquí, Maomao? —había preguntado Yibo al menor, mientras barría los montones de envolturas de galletas y juguitos debajo del colchón.

—No sé papi. A lo mejor el Ratoncito Pérez lo dejó ahí.

Yibo miró con seriedad al pequeño antes de soltarse a reír.

—Te amo, pero tú vas a recoger esto, venga.

Mao Kuan salió corriendo de la habitación en busca de una bolsa para basura. En su camino, se encontró con su papá Xiao, al que sólo le dio un abrazo rápido y un beso en la barriga. Xiao Zhan continuó caminando lento en la misma dirección por la cual había salido el menor.

—Hola, amor. Llegué —dijo Zhan, entrando a la habitación —¡Vaya! sí que ha sido una sorpresa, ¿eh? —Wang Yibo se acercó a su prometido para dejar un beso en sus labios y luego continuó con su labor.

—No sé cómo aprendió Mao Kuan a meter la basura debajo del colchón... ¿qué es... esto?

Xiao Zhan se acercó a ver qué había encontrado esta vez Yibo. Al momento creyó que serían gomas de mascar o envolturas de dulces, pero lo que había ahí superó su imaginación.

—¡Wang Mao Kuan! —gritó Yibo —¡Ven de inmediato!

Mao Kuan llegó en un segundo, casi corriendo y se detuvo antes de entrar a la habitación, justo cuando vio que su papá Yibo había descubierto su secreto.

—¿Quieres decirme qué significa esto? —señaló el colchón. Mao Kuan negó con la cabeza —¿Por qué le has hecho un agujero?

—Yo no fui papito...

Wang Yibo, molesto, comenzó a quitar el relleno falso que había colocado ahí el pequeño para descubrir qué tal profundo era el agujero.

—¡No papi! ¡No! —rogó el menor. Era tarde, Wang Yibo había encontrado una caja de muñecos legos que decían "Caja de Tesoros" en el idioma de Mao Kuan.

Antes de que la pudiera abrir, Mao Kuan entró corriendo y le arrebató su caja. Abrazando el artefacto, echó a correr hacia el baño.

Yibo y Zhan miraron asombrados al menor, que se había puesto a la defensiva mientras salía. ¿Qué podía tener tan valioso ahí dentro?

—Ya me arreglaré con él más tarde —dijo entre dientes Yibo. Xiao Zhan se acerco a Yibo y dio un suave masaje en sus hombros.

—No seas duro. Fue una pequeña travesura. A parte, ya era algo viejo...

—...Claro... Ahora me dirás que puedes comprar un nuevo colchón y que no pasa nada. Zhan, ¿Tú crees que con dinero se arreglará todo?

—Yo no dije eso...

—Mao Kuan tiene que aprender que no debe hacer esto. Si le premias con cosas nuevas cada vez que rompe algo, nunca va a entender.

Xiao Zhan ya no dijo nada. Sabía que discutir con Yibo asuntos de Mao Kuan no ayudaba a que su estado de humor mejorara. Wang Yibo continuó con la limpieza de la habitación en silencio. Estaba sorprendido de que Mao Kuan hubiese hecho tanta basura, aún cuando él limpiaba diario.

Xiao Zhan salió de la habitación y caminó hacia el cuarto de baño, dónde el interior estaba inundado con los llantos del pequeño.

Tocó suavemente, recibiendo un «vete» como respuesta. Haciendo caso omiso a eso, entró.

Sonrisa Sincera | YiZhan [MPreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora