Capítulo Especial e Inédito

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Wang Yibo y Mao Kuan
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Era fin de mes.

Wang Yibo continuaba con su trabajo como repartidor y estaba en pleno proceso de titulación.

Los gastos del departamento se habían acumulado y se encontraba en la mesa del comedor rindiendo cuentas con él mismo.

Había pasado la noche creando la lista de los productos que le hacían falta, como pañales, leche en polvo, toallas húmedas y jabones de baño para Maomao. Aunque también, él se había quedado sin champú, el jabón estaba por agotarse e incluso el poco que quedaba ya estaba agrietado. Por si fuera poco, las facturas de luz, gas e internet habían llegado.

Para su fortuna la despensa que le había enviado la familia Xiao la semana pasada aún resistía unos días más.

—Api —habló de repente Mao Kuan, quién había despertado de su siesta.

El pequeño Mao tenía dos años y medio. Para ser "mayorcito" seguía durmiendo y andando por el departamento con su sábana y biberón.

—Amor, ¿A qué hora despertaste? —Yibo se puso de pie y llegó hasta el pequeño, a quien cargó y acurrucó en sus brazos.

—Api... ¿Qué 'tás 'ciendo?

—Unas cuentas, amor.

Se sentó en el mismo lugar y acomodó a Maomao en su pierna. El pequeño, al ver el enorme papeleo, estiró la mano para coger uno.

—No, cielo, deja eso.

Quitó la factura de gas y la dejó en su lugar. Cuando menos vio, Maomao ya tenía la factura del internet en sus manos.

—Mi amor, no agarres.

—¿O'qué?

—Porque son cosas importantes. Anda, mejor te llevo a ver televisión.

Yibo se volvió a poner de pie y caminó los pasos que le separaban del sofá más grande.

—Ño, jugá, api.

—Jugaremos más tarde, por favor.

Con Maomao en el sofá, Yibo cogió el control remoto y encendió el televisor. Por suerte estaba Bob Esponja, el personaje favorito de su hijo.

—Aquí quédate. Ten —le dio de nueva cuenta su biberón para que Maomao  no hiciera lloriqueo.

Regresó a la mesa y volvió a ordenar las cosas por prioridades. No llevaba ni la cuenta de dos facturas cuando sintió la cabecita de Maomao en sus pies. Su hijo se había ido a acostar ahí.

—Maomao, el frío te hará daño. Al sofá, venga.

Por segunda vez, dejó al menor ahí mismo. Parecía que Maomao entendería esta vez y se quedaría en su lugar.

—Así me gusta —le dijo al menor.

Volvió a su lugar y continúo, no durando mucho de nuevo porque ahora Maomao se había bajado del sofá y brincaba para atrapar una mariposa que estaba del otro lado del cristal de la terraza.

—Maomao, regresa a tu lugar.

—Sí, api —dijo el bebé, dejando al insecto y acomodándose nuevamente.

Yibo le observó durante unos minutos. Al parecer ahora sí se había quedado quieto.

Volvió a su deber y tomó concentración en lo que hacía.

Murmurando para él mismo, dividió el dinero que le quedaba para pagar el gas y la luz. Con la otra mitad compraría los pañales de Maomao y dejaría la leche para la siguiente semana que recibía su pago en la pizzería.

Sonrisa Sincera | YiZhan [MPreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora