Vencimos el pasado

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—Con cuidado, amor, despacio —susurró Wang Yibo.

Xiao Zhan caminó despacio, sujetándose del brazo libre de Wang Yibo. En el otro iba bebé Gebie.

Cruzaron el umbral y enseguida Mao Kuan llegó frente a ellos, brincando y parloteando con el deseo de ver a su pequeño hermano.

—A-Kuan, despeja un poco el paso a tus padres —ordenó con cariño Song Nanxi.

La chica llegó hasta los recién llegados y ayudó a Zhan a caminar al jardín de la casa, donde su familia y amigos tenían preparada toda una fiesta de bienvenida.

Colgado de la mesa, alguien había colocado un letrero que decía:

Felicidades, Zhan & Yibo
˖♡′
Bienvenido, Gebie

En cuanto vieron entrar a Xiao Zhan, la señora Choi y Wang llegaron a él y ayudaron a que tomara asiento. Después se llevaron las manos a la boca cuando Wang Yibo destapó al bebé en sus brazos.

—¡Es hermoso! —gritaron.

—¡A-Rong! —chilló la señora Wang a su esposo —¡Mira! Nuestro bebé Yibo volvió a nacer.

La mujer pidió a su hijo poder cargar a Gebie. Cuando lo hizo se resistió las ganas de gritar de la emoción: Wang Gebie era el mismo reflejo de su papá Yibo.

—Pero si Yibo no es rubio —opinó el señor Xiao, mirando a su hijo de forma sospechosa.

—Cuando nació lo era. Con los días su cabello se torno oscuro hasta quedar completamente negro —comentó, sonriendo al bebé que acaba de abrir los ojos —debemos tener alguna fotografía de Yibo cuando nació. A-Rong, recuérdame buscarla.

El señor Wang asintió y volvió a prestar atención al bebé.

Mientras los mayores se entretenían, Bao Cheng se acercó a Xiao Zhan. El terapeuta quería saber cómo se sentía.

—Si te digo que estoy enamorado de la vida, ¿Me creerías? —respondió Zhan.

—Por supuesto. Estoy orgulloso. Llámame si te sientes mal, ¿Si?

Xiao Zhan asintió y recibió un abrazo de parte de Bao Cheng.

Seguido de él, Wang Yibo también se acercó. Aprovechó que tenía los brazos desocupados para abrazar a su marido y besarlo.
La pareja pudo sentir la felicidad del otro mientras sus labios y corazones estuvieron unidos.

Y esta unión fue rota por la razón que los unió desde el principio de su historia: Mao Kuan.

—¡Papás! ¡Es una fiesta, no se besen tanto! —gritó el pequeño, llevándose a Yibo para empezar los juegos.

Entre Mao Kuan, sus abuelas y Nanxi, habían preparado una «baby party» con regalos, comida y algunos juegos divertidos.

Los cinco integrantes con apellido Wang, compitieron contra los Xiao y los Gu en una divertida pesca de chupetes. Por supuesto, ganaron los Wang.

Otro divertido juego fue el de buscar el calcetín. Nanxi y Maomao habían vaciado un montón de cosas dentro de un cunero móvil, el objetivo era hallar el único calcetín oculto.
En este juego participaron Wang Yibo, sus amigos Sungjoo y Yixuan, Wang Hedi y Gu Jiacheng.

Los cinco concursantes habían sacado de aquella camita ropa, zapatos, pañales, biberones e incluso pomadas y aceites de baño, excepto el calcetín. Vaciaron el carrito y nada.

—A-Kuan, cariño, ¿Estás seguro de haber dejado el calcetín de Gebie en el carrito? —preguntó Nan Nan al menor después de un rato.

Mao Kuan abrió los ojos, recordando en ese momento que el calcetín lo llevaba en el bolsillo del pantalón. Miró a su tía Nan Nan y ésta susurró:

Sonrisa Sincera | YiZhan [MPreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora