lizzie.

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6 pm. ya estaba anocheciendo y mal no llegaba al cuarto. jay y carlos ya se habían ido a preparar el muffin que con algo de suerte me salvaría la vida, así que estaba sola, preocupada por mi amiga, retorciéndome del dolor de pecho que me invadía y sintiendo que en cualquier momento la cabeza me iba a explotar.

carlos se había pasado de la raya. no dijo nada que no fuera cierto; mal nos había estado tratando como una carga. nuestra importancia había quedado en segundo plano; como futura reina, su trabajo iba primero, y era como si nuestro grupo de cuatro fuese sólo de tres, con una chica de más que venía y se iba cuando la daba la gana. y nos dolía, claro que nos dolía; nos dolía en el alma, porque éramos familia. éramos familia, y ella poco a poco estaba alejándose, hundiéndose en su papel, sentándose con ben en el almuerzo, dejándonos a nosotros comiendo solos, o revisando papeles y firmas mucho antes de juntarse con nosotros a charlar. ni siquiera venía a nuestras reuniones de estudio, que era lo más aburrido que hacíamos, sobre todo porque yo era la única que sí quería estudiar. mal se estaba olvidando de nosotros poco a poco; su familia había pasado a segundo plano, para ella volverse una ola, que cuando quiere vuelve y cuando quiere se va.

el sonido de alguien tocando la puerta interrumpió mis pensamientos.

—¡pasa!

"por fin, mal."
pero no era ella, ni carlos, ni jay.

LIZZIE'S POV:

—hola...—abrí la puerta de la habitación y di un paso al frente, acomodando un mechón pelirrojo detrás de mi oreja—no sé si sea buen momento.

—no, está bien.—me esbozó una sonrisa hermosa—pasa. ¿te he visto en algún lado?—me preguntó, dejando la sonrisa atrás, para mi desgracia, y poniendo una expresión de confusión. sí, me había visto en otro lado.

—sí... quizá nos hemos cruzado en la isla.—le estreché la mano, y ella trató de darme la suya también, pero no lo logró, y su antebrazo se desplomó sobre la cama. yo me quedé preocupada, ¿qué le pasaba a esta linda chica?—¿estás bien?

—en realidad, no.—me contestó, y aprecié en silencio su honestidad—estoy algo enferma, pero no es contagioso, no te preocupes.

le pregunté si podía sentarme en la esquina su cama, y ligeramente asintió. yo me acomodé ahí de modo que no tocara sus pies, pues no quería incomodarla, y sólo nos quedamos viéndonos una a la otra.
qué linda era, maldita sea.

me hacía gracia pensar en lo hermosa que yo la veía cuando estaba en pijama y despeinada. si alguien se ve bien así, es porque oficialmente se parece a un ángel. y ella lo hacía; sí que lo hacía.

EVIE'S POV:

estaba enfermísima, somnolienta y con una desconocida sentada al borde de mi cama.

esa soy yo, evie grimhilde.

nos miramos en silencio unos segundos. tenía unos ojos café-rojizos bellísimos, cabello con ondas pelirrojas, y un gran sentido de la moda. me encantaba lo que llevaba puesto; una casaca de cuero corta color rojo, una camiseta pegada con estampado una corona con cuentas de corazón rojas en las puntas, unos jeans negros, y unas botas rojas, también de cuero, que combinaban con su casaca.

—amo tu outfit.—rompí el silencio, y ella soltó una risita nerviosa.

—gracias... lo diseñé yo misma.

abrí los ojos como dos platos, y por un momento, se me olvidó lo enferma que estaba.

—¡¿también diseñas?!—esbocé una sonrisa de oreja a oreja, finalmente feliz después de semanas, y ella asintió múltiples veces, también contenta de ver que alguien compartía su pasión.

nos quedamos hablando de moda durante horas. mal no llegó hasta las nueve de la noche a interrumpirnos, esta vez con los ojos muy rojos, al igual que su rostro.

—¡estoy bien!—exclamó, sin que nadie le haya preguntado. sin siquiera dirigirnos la mirada, caminó directo al baño y se encerró, dando un portazo. aquella tan genial pelirroja giró su cabeza a verme con una expresión de angustia.

—no te preocupes,—le dije—estará bien.

volteó la cabeza una vez más, y al ver la puerta de la habitación abierta, se dio cuenta que quizá ya era hora de irse a dormir.

LIZZIE'S POV:

—bueno, quizá deba irme ya.—le dije apenada. nos habíamos estado divirtiendo, y me fascinaba saber que le había hecho sonreír incluso cuando estaba enferma. me paré y antes de que pudiera dar siquiera dos pasos hacia la puerta, ella me detuvo.

—espera.—tomó mi mano, y sentí que el mundo se me salía de las manos.

—¿sí?

—me dijiste que quizá podríamos habernos cruzado en la isla. hemos estado hablando por horas sin siquiera presentarnos.—rió ligeramente, y noté cómo intentó ocultar una mueca de dolor.

—tienes razón.—le regalé una media sonrisa, pero odiando a mis reflejos, que sin darse cuenta, habían soltado su mano—mi nombre es lizzie, creo soy un año menor que tú, y soy la hija de la reina de corazones.

—técnicamente, eres una princesa.—inclinó ligeramente la cabeza—al igual que yo. yo soy evie, hija de la reina malvada. y sí, me parece que eres un año menor.

una vez más, nos miramos a los ojos en completo silencio, y una vez más, fue ella quien lo rompió.

—oye, quizá podrías visitarme un día de estos...—sugirió—tal vez podría mostrarte algunos de mis diseños y tú de los tuyos.

sentí una que otra mariposa en mi estómago. eso significaba que quería verme de nuevo.

—claro que sí.—respondí con una sonrisa, una sonrisa que ella me devolvió. de veras parecía que nuestros ojos se perdían en los de la otra, porque de nuevo, se quedó viéndome, aún regalándome esa hermosa sonrisa suya.

—pues te esperaré con ansias, lizzie.

y entonces me volví loca. me incliné hacia ella y le di un beso en la mejilla de despedida. caminé como si nada hacia la puerta y la cerré sin mirar atrás.

qué chica tan maravillosa.

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