Aquí Estaré

cenizas.

NARRATOR'S POV:
¿conocen ese sentimiento que te hace querer desplomarte a llorar y no moverte ni abrir los ojos hasta que todo pase, pero a la vez te hace querer matar a todo el mundo y enfadarse con la vida?

¿sí?

bueno, era eso exactamente lo que estaba sintiendo mal.

—entiéndeme, mal. mírala; barriguita, puntas abiertas... ha olvidado cómo delinearse los ojos. yo no tengo hija.

odiaba recordar que todos por mucho tiempo vieron a evie como tan sólo una cara bonita. ella era mucho más; era la chica más valiente, fuerte, e inteligente que mal conocía, sólo que en la isla mal había estado muy ocupada intentando no decepcionar a su madre para poder evitar que la reina malvada le metiera a evie en la cabeza que lo importante era ser hermosa por fuera... la belleza interior no te llevaría a casarte con un príncipe.

con los ojos cerrados, sintió que las lágrimas corrían por sus mejillas. inhaló profundamente, intentando contener las que sentía que venían; pero, al escuchar las risitas detrás suyo de ambas locas, soltó un profundo exhalo, al mismo tiempo que abría los ojos.
unos ojos color esmeralda intenso; igual que los del dragón que ella tenía dentro.

—prefiero una hija muerta a una hija fea.

ah, qué diferente habría terminado la historia si la reina no hubiera pronunciado esas ocho palabras.

mal se incorporó al instante sin siquiera hacer el más mínimo esfuerzo, y volteó su cuerpo para acercarse lentamente hacia sus asquerosas enemigas.

jamás había estado tan furiosa.
la ira corría por sus venas más rápido que nunca; ya no eran sólo sus ojos los que mostraban que, efectivamente, todos estaban arruinados. su cabello comenzó a brillar, prendiendo en fuego, al igual que el de su padre, una mezcla de llamas púrpuras y azules.

de verdad, evie era parte de ella.

la expresión de horror de lizzie y compañía formó una gran sonrisa malvada en los labios de mal.

—ya no es tan divertido, ¿eh?—mal se aproximaba cada vez más a ellas, riendo a carcajadas. parecía que estaba perdiendo la cabeza de la furia; pero era sólo que la chica era mil veces más poderosa de lo que ella creía. literalmente, por parte de su padre era una semidiosa, y por parte de su madre era un hada que podía convertirse en un jodido dragón.

es decir, por favor.

—si...—grimhilde ya no se veía tan segura como antes—si tengo una hija como evie, y tengo que vivir, voluntariamente, ¡prefiero morir!

—genial,—mal alzó una ceja, levantando la barbilla como altanera esbozando una media sonrisa—porque eso es lo que harás.

mal y su delicado vestido blanco con lila se desvanecieron en una nube de polvo púrpura, para en su lugar aparecer un gigantesco dragón del mismo color, cuyos ojos prometían la misma furia que los de la mal de hace tan sólo segundos. esta vez el dragón resplandecía en fuego azul, tan azul como el cabello de su amada, y tan ardiente como la furia que sentía por dentro.

mientras tanto, pisos abajo, la isla entera veía con sorpresa a un dragón invadiendo la isla; todos sabían que era mal, pero siendo está un dragón, por lógica nadie iba a insultarla, ¿no?

y sólo la veían con sorpresa, más no corrían por su vida; las cosas se habían vuelto tan horribles en la isla de los perdidos hasta el punto de que vivir o morir daba exactamente lo mismo.

lizzie fue la única que sí quiso correr por su vida, pero grimhilde la detuvo, tomándola por el brazo agresivamente, hasta el punto en que sus uñas se clavaron en la piel de la chiquilla.

—¡si yo muero, tú mueres conmigo!

mal inhaló profundamente, dispuesta a exhalar todo el fuego dentro suyo hasta hacer añicos a las dos imbéciles que le habían quitado a su princesa, cuando su parte auradon la detuvo.

'¡mal! ¡no las mates! ¡tú eres mejor que esto!'

pero por primera vez en mucho tiempo, mal no la escuchó.

'no. no lo soy; al menos, no hoy.'

y flamas azules, verdes, y púrpuras salieron de la garganta de la chica dragón abruptamente, así convirtiendo a ambas desquiciadas en muy poco más que cenizas.