Wattpad Original
Te quedan 5 partes más de forma gratuita

💥Cuando tu privacidad se hace pública💥

5.9K 406 321
                                    

La cena de hace dos días en casa de mis padres me ha dado un descanso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La cena de hace dos días en casa de mis padres me ha dado un descanso. Mamá no ha vuelto a llamarme para invitarme a cenar, comer o desayunar. Imagino que lo que solté por la boca, cuando le di a enviar al mensaje de Pablo, la mantiene acobardada todavía. ¿A qué madre le gusta escuchar que la próxima vez que su hija oiga hablar de su ex empezará una huelga de hambre tan radical que lamentará verla aparecer en la boda de su otra hija como un saco de huesos para que las vecinas se lo reprochen de por vida? Exacto, a ninguna que sea presidenta de la asociación de vecinos y pueda luego quedarse sin el cargo. 

     Por eso la llamada de Andrea para tomar un café esta tarde me suena a que mi madre la envía para comprobar que tomo algo caliente, por lo menos. Le daré el gusto de verme comer delante de ella un gofre con chocolate, ya que ella sí está a dieta. 

      —¿Y qué, ya te ha contestado Pablo? 

     —Andrea, ¿tú qué parte de no quiero que se miente a ese cerdo científico del siglo XXI en mi presencia no entendiste? 

     —Relájate, Cata. Primero, hablamos por teléfono, no estoy en tu presencia, y segundo, no me queda claro que sea un cerdo, porque yo no lo oí nunca barritar.

     —Andrea, barritan los elefantes. 

     —Pues eso, la que chillaba con su trompa dentro eras tú. 

     Mi hermana consigue arrancarme una carcajada que he de controlar porque me encuentro en la oficina. La madre que la parió. 

     —Solo por eso te invito yo, Gorrión —le digo olvidando que nombró al innombrable—. Te espero aquí abajo, en el Sunflower a las cinco y media. 

     —Pero oye, no me cuelgues, que no me has contestado todavía. 

     —No, Andrea, no sé si Pablo me ha contestado siquiera. Porque llevo dos días, catorce horas y veintisiete minutos que no abro el puñetero Facebook ni messenger. Y como no me fío del traidor de tu novio, que sigue siendo su amigo, no he abierto ni WhatsApp por si le ha dado mi número de teléfono. 

     —¡Pues sí que estás cagada de miedo! ¿WhatsApp, en serio? 

     —¿Sabes qué, guapa? El café te lo pagas tú, el laxante te lo echo yo. —Y juro, aunque ya le haya colgado el teléfono, y no pueda enterarse, que me voy a comer tres gofres delante de ella. Con chocolate, nata y caramelo respectivamente. 

     Miro el móvil sobre la mesa de mi escritorio, ahí lo he arrojado al colgar a Andrea. Puedo por lo menos abrir el WhatsApp, no se va a notar, total, si Leo le ha dado mi número de teléfono, ha podido llamarme ya, ¿no?, ¡y no lo ha hecho en dos días, catorce horas y veintisiete minutos! 

     —¿Y qué, te decides a ver si te ha contestado o no? 

     No, no me ha hablado mi conciencia, resulta que ese tono de voz nada tiene que ver conmigo o el esmirriao. La voz viene de arriba de mi cubículo. 

     Lucas, el insoportable de mi compañero de redacción, está apoyado en el vidrio de mi módulo. 

     Podría parecer que voy a hablarte mal de él porque se ha metido en una conversación privada, una que para más inquina era sobre Pablo. Pero la verdad es que no soporto a Lucas y ya está. ¿Y por qué?, puede ser porque no lleva aquí ni tres meses, de prueba, y se cree el amo del cortijo cuando yo llevo más de cinco años y no consigo pasar de la entrada principal, o quizás sea porque le dan los mejores artículos sin ningún esfuerzo, solo por su cara bonita, y créeme que la tiene bonita el cabrón. Por la oficina ya corren rumores de que se tira a mi jefa, una mujer casada diez años mayor que él, y que por eso precisamente se considera el “jefe” y se coloca los artículos más novedosos y de actualidad, él mismo.

     Yo qué sé.

     Y que conste que no me importa lo que haga ella, y a su edad mucho menos, que para eso es libre de hacer con su chichi lo que quiera, cómo y con quién quiera. Es por él, así demuestra lo que está dispuesto a hacer para subir escalafones en la revista. Solo me queda desearle a Lucas que la caída, a la altura que quiera llegar, sea dolorosa. Ojalá y Verónica lo haga caer pronto, no la veo yo dejando a su marido para tirarse sin paracaídas a por este guaperas. 

     Debería de aprender de hombres como Pablo, tan seguros de sí mismo que no necesitan una mujer a su lado para prosperar. 

     ¡Mierda! , ¿es que ya no voy a poder pensar en nadie sin hacerlo antes en él? 

     —No deberías meterte en conversaciones privadas. 

     —Relájate, Cata. Primero, no es privada porque estás en la oficina, y que yo vea, no hay paredes que te den privacidad. Y segundo… 

     No le doy tiempo a decir más, le arrojo la grapadora a la cabeza. 

     —¿Has estado escuchando por la línea interna, cretino? 

     Él ha escondido la cabeza para que no le lance ahora el lapicero, pero bien que me oye, porque me dice:

     —Tenías conectado el altavoz, Cara pan. 

     —¡Lucas!

     Y juro que me faltan cosas que tirarle a la maldita cabezota que tiene. 

Y hasta aquí por ahora💛, no me mates, estaré pendiente de Cata y de lo que nos quiera contar muy pronto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Y hasta aquí por ahora💛, no me mates, estaré pendiente de Cata y de lo que nos quiera contar muy pronto.

     Gracias por haber llegado, por tu apoyo, y espero verte también cuando continuemos💛

@palomagomez78.                  CGC.

No me toques las palmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora