Capítulo N°1

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-¿Puedes resolver esto?- Tiró un sobre con papeles encima de mi escritorio. 

Ser el jefe le otorgaba poder irrumpirme a cada rato, maldito Collins, siempre me molestaba al tener un  tiempo libre.

-Sí, haré posible.- Se retiró, mostrando su espalda atlética y su muy ajustado pantalón.

De seguro muchas desearían estar con él, aparte de ser apuesto y con buena pinta, es un hombre poderoso y muy atrayente.

Revisando los papeles encontré  varios números telefónico, como era de esperarse, el personal de esta empresa debe estar al tanto de todos los números telefónicos del país, tengo mucha suerte de haber conseguido este trabajo. Así podré conseguir los números de mis siguientes víctimas.

-Lawler... Atrapa esto.- Alcé la vista y vi como Isaac lanzaba hacía mi un pastelillo con crema rosa.

-¿Y a ti quien te dijo que te puedes andar molestándome?.- Me levanté con tanta fuerza que al golpear el escritorio con mis rodillas se movió un poco a la izquierda.

-Uy perdón, que solo era una estúpida broma, relájate viejo.- Se acercó y me tomó por el hombro, acariciándome con cierta delicadeza.

-Suéltame.- Lo empujé a un lado,  él solo ladeo una sonrisa burlona.

-Bueno bueno, pero sí señor Lawler es un aburrido, vale, mejor me voy.- Se alejó no sin antes lanzar un beso al aire, cosa que me molestó aún más.

-Marica.- Susurré para mis adentros.

Volví a trabajar, insertaba los números en el sistema de seguridad de los computadores y luego los copiaba al sistema de operadoras, un trabajo muy aburrido y estresante para mucho, pero para mí no, cada número que copiaba iba a mi pendrive situado detrás del CPU en el que trabajaba, nadie debía de saber que yo tenía todos y cada uno de los archivos de la empresa de seguridad estatal de California.

El lugar donde estaba era totalmente aburrido de maneras absurdas, todos trabajando en silencio y cuando había ruido era porque el estúpido de Isaac estaba molestando a alguien más. El sonido de teclas presionarse era irritante a tal punto que te volvía loco, desesperaba no poder levantarte y  salir a tomar aire o simplemente liberar un poco la mente pero debía soportarlo quizás por unas semanas más, debía quedarme únicamente para conseguir un poco de dinero extra, no era seguro que me quedase tanto tiempo en un solo lugar pero con él quizás todo se vaya por la borda, de todas maneras la policía no estaba al tanto de que tan lejos o cerca estaba de California y eso era perfecto para mi.

***

-Lawler a mi oficina de inmediato y no olvides traer el archivo 28 con los permisos firmados por el director de la junta empresarial.- Su voz sonaba en eco a través del mini radio que colocó específicamente en un lugar donde nadie más que yo pudiera ver ¿Por qué? Porque soy el único que tiene de estas radios, exigencia del señor Collins por su puesto, ya que me tenía en su empresa él quería que estuviese vigilado al máximo.

Salí sin ningún apuro, es más tarde lo más que pude en ir a su oficina, ésta estaba a solo dos puertas a la izquierda de la mía, el pasillo de oficinas no podía haber estado más desertico y ruidoso, dónde no había nadie más que yo y el ajetreo de dedos tecleando sin parar, se podía palpar el aire denso y el estrés, lúgubre ambiente. Al abrir la puerta él estaba sentado de espaldas hacia la puerta, su silla de cuero y poliéster se dio la vuelta tras escuchar la puerta abrirse, se levanto para cerrar las persianas -las cuales tenían ese armonioso aspecto del mármol pulido, tan blancas y hermosas- del gran ventanal de su oficina, yo entré cerrando con pestillo la puerta.

¿QUE QUIERES DE MI? || Dane DeHaan || GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora