Prefacio ( Parte 02)

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Sé que hay un motivo para todo. Tal vez en el momento en que se produce un hecho no
contamos con la penetración psicológica ni la previsión necesaria para comprender las
razones, pero con tiempo y paciencia saldrán a la luz.
Así ocurrió con Catherine. La conocí en 1980, cuando ella tenía veintisiete años. Vino a
mi consultorio buscando ayuda para su ansiedad, sus fobias, sus ataques de pánico.
Aunque estos síntomas la acompañaban desde la niñez, en el pasado reciente habían
empeorado mucho. Día a día se encontraba más paralizada emocionalmente, menos
capaz de funcionar. Estaba aterrorizada y, comprensiblemente, deprimida.
En contraste con el caos de su vida en esos momentos, mi existencia fluía con
serenidad. Tenía un matrimonio feliz y estable, dos hijos pequeños y una carrera
floreciente.
Desde el principio mismo, mi vida pareció seguir siempre un camino recto. Crecí en un
hogar con amor. El éxito académico se presentó con facilidad y, apenas ingresado en la
facultad, había tomado ya la decisión de ser psiquiatra.
Me gradué en la Universidad de Columbia, Nueva York, en 1966, con todos los
honores. Proseguí mis estudios en la escuela de medicina de la Universidad de Yale,
donde recibí mi diploma de médico en 1970. Después de un internado en el centro
médico de la Universidad de Nueva York (Bellevue Medical Center), volví a Yale para
completar mi residencia como psiquiatra. Al terminarla, acepté un cargo en la
Universidad de Pittsburgh. Dos años después me incorporé a la Universidad de Miami,
para dirigir el departamento Psicofarmacológico. Allí logré renombre nacional en los
campos de la psiquiatría biológica y el abuso de drogas. Tras cuatro años fui ascendido
al rango de profesor asociado de psiquiatría y designado jefe de la misma materia en un
gran hospital de Miami, afiliado a la universidad. Por entonces ya había publicado
treinta y siete artículos científicos y estudios de mi especialidad.
Los años de estudio disciplinado habían adiestrado mi mente para pensar como médico
y científico, moldeándome en los senderos estrechos del conservadurismo profesional.
Desconfiaba de todo aquello que no se pudiera demostrar según métodos científicos
tradicionales. Tenía noticias de varios estudios de parapsicología que se estaban

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Perdón si los capítulos son muy largos

muchas vidas muchos maestros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora