01 Parte 02

1.2K 11 0
                                    

tiempos, esos miedos habían comenzado a empeorar. A fin de sentirse a salvo solía
dormir en el amplio ropero de su apartamento. Sufría dos o tres horas de insomnio
antes de poder conciliar el sueño. Una vez dormida, su sueño era ligero y agitado; se
despertaba con frecuencia. Las pesadillas y los episodios de sonambulismo que habían
atormentado su infancia empezaban a repetirse. A medida que los miedos y los
síntomas la iban paralizando cada vez más, mayor era su depresión.
Mientras Catherine hablaba, percibí lo profundo de sus sufrimientos. En el curso de los
años, yo había ayudado a muchos pacientes como ella a superar el tormento de los
miedos; por eso confiaba en poder prestarle la misma ayuda. Decidí que
comenzaríamos por ahondar en su niñez, buscando las raíces originarias de sus
problemas. Por lo común, este tipo de indagación ayuda a aliviar la ansiedad. En caso
de necesidad, y si ella lograba tragar píldoras, le ofrecería alguna medicación suave
contra la ansiedad, para que estuviera más cómoda. Era el tratamiento habitual para
sus síntomas, y yo nunca vacilaba en utilizar sedantes (y hasta medicamentos
antidepresivos) para tratar las ansiedades y los miedos crónicos y graves. Ahora recurro
a ellos con mucha más moderación y sólo durante breves períodos, si acaso. No hay
medicamento que pueda llegar a las verdaderas raíces de estos síntomas. Mis
experiencias con Catherine y otros pacientes como ella así me lo han demostrado.
Ahora sé que se puede curar, en vez de limitarse a disimular o enmascarar los
síntomas.
Durante esa primera sesión yo trataba, con suave insistencia, de hacerla volver a la
niñez. Como Catherine recordaba asombrosamente pocos hechos de sus primeros
años, me dije que debía analizar la posibilidad de utilizar la hipnoterapia como una
posible forma de abreviar el tratamiento para superar esa represión. Ella no recordaba
ningún momento especialmente traumático de su niñez que explicara esos continuos
miedos en su vida.
En tanto ella se esforzaba y abría su mente para recordar, iban emergiendo fragmentos
aislados de memoria. A los cinco años había sufrido un ataque de pánico cuando
alguien la empujó desde un trampolín a una piscina. No obstante, dijo que incluso antes
de ese incidente no se había sentido nunca cómoda en el agua. Cuando Catherine
tenía once años, su madre había caído en una depresión grave. El extraño modo en
que se alejaba de su familia hizo que fuera necesario consultar con un psiquiatra y
someterla a electrochoque. Debido a ese tratamiento a su madre le costaba recordar

¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶¶

Perdón chic@s los capítulos son muy largos 😅😅 peor yo no lo escribí una disculpa enorme

muchas vidas muchos maestros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora