-Gato que ladra...-

255 40 3
                                    

Previamente en Beloved:

-...Eres un idiota, Ryo...—Murmuró para sí mismo, deteniendo su andar, agachando sus orejas y cola, dejando que lágrimas brotaran de sus ojos dorados—...Un idiota muy grande.

-...Eso no es cierto...—Habló, llamando la atención del castaño—...No eres un idiota, eres hermoso e invaluable...—Miró las orejas castañas que se movían.

-...Mis ojos y están acá abajo...—Gruñó, poniéndose a la defensiva.

-...Oh vamos, no tienes porqué gruñirme, cachorro...—Sonrió y comenzó a rodearlo, como si de una presa se tratase—...No soy peligroso.

-...Todos los combatientes son peligrosos para un sacrifice sin compañero...—Volvió a gruñirle, siguiéndolo con la mirada.

-...Bien dicho, perrito...—Sus pupilas se dilataron hasta ser una fina línea—...Así qué, ¿Porqué no eres un buen chico y te conviertes en mi presa?

-...Ni muerto...—Ladró, erizando su cola, agazapándose, colocándose en posición de ataque.

-...¿Sabes que no eres nada frente a un combatiente como yo, no? —Le miró desde arriba, sonriendo de lado. Sus pupilas eran una fina línea oscura, su cola oscilaba, divertido ante la forma en la que el contrario le miraba—...Soy más grande y más fuerte que tú, cachorro.

-...¿Y? No por eso voy a lamerte los pies...—Gruñó y dió varios pasos hacia atrás, mientras el pelinegro avanzaba hacia él.

-...No quiero que solo lamas mis pies...—Pasó su lengua por sus labios, mostrando unos pequeños colmillos. Avanzó hasta que el menor se topó contra la pared—...Si colaboras se sentirá mejor, perrito~ —Estiró una mano, a lo que el menor atacó, tratando de morderlo—...Uy...Casi...¿No has escuchado que no debes morder la mano que te da de comer?

-...Aléjese de mí...—Le volvió a gruñir, estar acorralado lo hacía sentir tenso y más agresivo—...No dudaré en morderlo, de ser necesario.

-...No suena mal...—Se mordió el labio inferior e hizo salir sus garras—...Pero no pienso dejar que lo hagas...—En un movimiento rápido, atrapó el cuello del castaño y lo aprisionó con sus garras cuando este iba a morderlo—...No, no, perrito, si lo haces...ya sabes lo que pasará.

Ryo lo ignoró y trató de morderlo, no le importó sentir como presionaba su garganta, él seguía luchando. No iba a darse por vencido.

-...¡Suélteme! —Gritó, llegando a hacer eco en un par de orejas que se movían, nerviosas por todo el recinto.

-...Oh no, perrito...—Rió y lo levantó, haciéndolo patalear—...Veamos qué escondes aquí, que será mío...—Se relamió los labios y tomó su pantalón, bajándolo de golpe—...He oído que los perros se excitan más fácil ¿Será verdad? Lo comprobaré...—Rió grave y retiró su ropa interior, pasando su lengua por el miembro y los testículos del can, antes de bajar un poco más y tanteando su entrada.

Ryo abrió sus ojos de par en par y trató de alejarlo con mayor ímpetu. El pelinegro seguía tanteando su entrada, tratando de introducir su lengua dentro. Lágrimas brotaron de sus ojos ¿Porqué debía acabar así? Su mandíbula se tensó cuando sintió que ya no era su lengua, sino un dedo, que trataba de hacerse paso en él. La garra le hacía daño, el olor a sangre no tardó en llegar a su nariz.

¿Enserio iba a ser violado ahí?

-...Suelta a mi Ryo, Kuroo...—Gruñó el moreno, parado frente a él.

-...Ken, ¿Qué clase de trabajo haces? —Gruñó y dió una lamida más a la entrada ajena.

Obviamente, el gatito de cabello bicolor seguía jugando en su consola.

~Beloved~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora