Día 43.

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Finas gotas de agua caían por las hojas del árbol, siendo frustradas en su caída por aquella sombrilla de tono azul marino.

Pese a estar lloviendo las nubes dejaban escapar pequeños rayos de luz y aunque el clima no fuese de los mejores, aquél atardecer ganaba su puesto entre los más hermosos.

--¿Crees que vaya a llover mucho?-- pregunto el albino preocupado.

--No creo, pero si fuera el caso puedes quedarte mi sombrilla.--

--¡Claro que no!, eso implicaría que tu fueras sin sombrilla todo el camino a casa.-- le recriminó el albino.

--¿De quién sería la culpa por olvidar su sombrilla?-- pregunto arqueando una ceja.

--Eso no tiene que ver.--

--Claro que si, para mi es más importante que tu no enfermes.--

Ambos cruzarón miradas por un momento, como si tratarán de convencer al otro solamente con sus ojos.

El peli-azul poso su mano en la cabeza del albino y suspiró.

--Te llevaré hasta tu casa, así no te mojaras y yo tampoco, ¿te parece?.--

--Sólo si te quedas a cenar-- hablo sonriendo.

--Trato hecho.--

A fin de cuentas compartir sombrilla no sonaba tan mal.

08 días sin marcar todavía.

Continuará.

Más allá del atardecer (Riumba)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora