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—Justo le comentaba a Iván que nos iremos de party, él se lo pierde por dormilón—Quiero fingir una sonrisa para que no me insista pero fallo en el intento, realmente me siento mal por irme con Iván así pero debo de despejarme para ser la misma de ...

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—Justo le comentaba a Iván que nos iremos de party, él se lo pierde por dormilón—Quiero fingir una sonrisa para que no me insista pero fallo en el intento, realmente me siento mal por irme con Iván así pero debo de despejarme para ser la misma de siempre.—Nos vemos carnal.

Sigo sus pasos resonando mis tacones en la sala y tomo el pomo de la puerta blíndex cuando una voz rasposa hace que todo mi cuerpo tiemble y mi corazón lata acelerado.

—¿A dónde crees que te llevas a Gianna, pinche Alfredo?

Mi cuerpo no responde aun cuando todos mis sentidos están alterados y lo que más deseo en estos momentos es darme la vuelta y confirmar que lo que oí no es producto de mi imaginación y realmente ese fue Iván, un Iván ronco pero él al fin y al cabo.

Algunas de las máquinas sufren una anomalía en su sonido dándome el aliento para darme la vuelta. No obstante, mis pies no responden hasta que Alfredo, con su voz cargada de emoción, felicidad y alivio, habla, o grita más bien, lanzándose sobre su hermano quien no puede evitar crear una mueca de dolor.

—¡Regresaste carnal!—Mis ojos se empañan por las lágrimas por lo que con rapidez deslizo el dorso de mis dedos secándolas y apartando las que están dispuestas a salir. La emoción me golpea de una forma que no esperé, quedarme atónita, sin palabras, inmóvil en mi lugar fue todo lo que jamás imaginé hacer cuando Iván despertara pero ¿Realmente me imaginé este momento?

-Por supuesto-Me recuerdo y mi mente trae al presente todas las noches que me pasé en vela cuidando de él, observándolo como si así conseguiría la cura inexistente para su coma, los días que me encargué de él solamente brindándole el mejor servicio de ¿simple doctora?

«—Ay carnalito—El tono de Alfredo logra conmover mi corazón, se lo ve tan feliz y en su voz se nota el alivio de tener nuevamente a su hermano como se los prometí.

Las palmas de mis manos pican y mis piernas cosquillean así como el latido detrás de mis orejas me molesta al desear y contenerme de interrumpir tal escena conmovedora. Finjo alisar la falda que visto y quitarle alguna que otra pelusa para aminorar la espera, la ansiedad me hace repiquetear el suelo con mi tacón y me regaño internamente por alegrarme e inquietarme tanto por un simple paciente más. Ya he perdido la cuenta de cuantas personas he visto despertar de un coma, no es para emocionarme tanto.

La sala permanece unos momentos en silencio por lo que levanto mi mirada y una oleada de diferentes sensaciones recorre i cuerpo y estómago cuando mis ojos se chocan con los de Iván, siempre con su mirada tan penetrante, profunda, fría e impenetrable pero no para mí. Y eso me sorprende. ¿Tantos años y me sigue dando ese permiso de prácticamente ver su alma, sus sensaciones, sus sentimientos a través de sus ojos? Pues una mirada dice más que mil palabras juntas.

Por el nerviosismo mi acto de reflejo es mojar mis labios y eso no pasa desapercibido para él, en cambio Alfredo es quien se aclara su garganta y su hermano parece reaccionar.

Lonely | Iván Archivaldo Guzmán |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora