13

2.3K 225 42
                                    

Meta: 50 votos y 30 comentarios

__________


Acomodo la manga de mi blusa al mismo tiempo que oigo todas las propuestas y soluciones que tienen Alfredo e Iván para que este último pueda salir del hospital y continuar su seguimiento en la tranquilidad y privacidad de alguna de sus propiedades.

Asiento muy poco convencida del plan de estos dos pero sabiendo que tienen buenos argumentos para defenderse, como instancia final opto por la última carta que tengo para tirar si quiero mantener la paz de saber que un paciente de la índole de Iván tiene la mejor atención y unas grandes probabilidades de volver a ser el mismo de antes en el menor tiempo posible.

—¿Si saben que si les cumplo este capricho me deslindo de toda responsabilidad?—Ambos asienten de inmediato

—No te preocupes, chula.—Demuestro mi fastidio ante el apodo de Alfredo.

—Por lo tanto mi cuerpo médico y yo ya no seguiremos tu caso—Mis ojos se posan sobre Iván, su cabello mucho más largo pues ha crecido considerablemente en la últimas semanas en las cuales no me fue posible asistir a la clínica y la impaciencia en su mirada me molesta—¿Me dejas hablar a solas con Iván?—Alfredo observa a su hermano, no hace falta que este ni siquiera lo mire como para saber que está de acuerdo con mi petición, cuando finalmente estamos a solas en la habitación del penthouse, vuelvo a hablar poniéndome de pie—Tu y yo ya no nos veremos más—Intento hacerle recapacitar por medio d eun chantaje barato.

—¿Así como todos estos día en que me dejaste solo? Con la pinche incertidumbre de donde chingados andabas, haciendo qué y con quién—Su mirada acusadora me hace frente así como su mentón en alto a forma de altanería—No puedes chantajearme, Gianna.

No comprendo el por qué abro mi boca al sentirme ofendida sin previo aviso. ¿Gianna? ¿Desde cuándo me llama tan fríamente y es tan prepotente conmigo?

—Oye chiquito, bájale dos rayitas a tu desmadre y tu prepotencia que conmigo no funciona así—Hago gestos al aire con mis manos—O me respetas y te tranquilizas o te dejo encerrado aquí otro mes más—El color en sus ojos se endurece pero no me interesa en estos momentos.—Recién llego de Houston y me entero que las malditas camionetas que me tuvieron alterada las últimas do semanas pues me seguían a donde sea que yo iba ¡eran camionetas de tu propiedad! ¿En qué estabas pensando al mandarme a tus guaruras a seguirme?—Una leve sonrisa lo delata y confirmo una vez que no estaba equivocada—No puedo ir a una convención tranquila porque al niño de papi ya se le ocurre hacer desmadre y poner mi hospital al revés. ¡No siempre conseguirás lo que quieres, Iván!

—¿Cómo que no? Yo siempre consigo lo que quiero—Alardea y sigue—Que tu personal no esté capacitado para la exigencia y altura de mi nombre no es mi culpa, plebe.

—¡Mi personal es el mejor de México!—Me quejo cruzando mis brazos por debajo de mis pechos. El enojo me inunda una vez más al recordar la cantidad de llamadas que recibí de mi personal y la insistencia de los médicos por sedar al testarudo de Iván.

—Agradece que no me fugué y me quedé esperándote aquí como un pendejo.

—¿Por qué te comportas como un plebito?—Bajo mi tono de voz comprendiendo que no iremos a ningún lado si hablamos de esta forma—Ya eres un adulto que por su bien debería saber cómo comportarse.—Dejo de leer los resúmenes de los parte médicos de Iván que pido a modo de excepción, mi atención está en Iván pero no la suya en mí. Él simplemente observa la pantalla de su teléfono hasta que hace el intento de estirarse hasta la mesa de noche para tomar su cargador. Por el movimiento tan brusco claramente de su boca sale un quejido y sus manos van a su cabeza.

Lonely | Iván Archivaldo Guzmán |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora