04

2.9K 259 55
                                    


45 votos y 25 comentarios y subo el próximo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

45 votos y 25 comentarios y subo el próximo.

------


Salgo de mi consultorio tras haber finalizado de firmar los expedientes que me asignaron, ya es hora del almuerzo, muero de hambre y ayer al ir a visitar mis clínicas en mi día libre no tuve el tiempo para preparar mi almuerzo siguiendo mi dieta.

Tomo el ascensor y un piso más abajo del de mi consultorio suben dos hombres luciendo la misma vestimenta que los demás que velan por la seguridad de los hermanos Guzmán. Dos meses han transcurrido desde que a mi vida se le agregó una gran preocupación y que nos hemos tenido que acostumbrar a tener tanta seguridad merodeándonos.

Iván se recupera favorablemente y cada día más rápido. Desde hace doce días los médicos generales decidieron que ya era hora de dejar de sedarlo para sacarlo del coma inducido, sin embargo algo falló e Iván aún no despierta.

Desde hace doce días me cuesta dormir con tranquilidad por la noche y trabajar concentrada en mis actividades. Iván me preocupa, que no despierte me frustra y me llena de miedo, no encontrar lo que está fallado y escapándose de nuestras manos me enfada y no menciono lo angustiante que es ver como Alejandrina y Alfredo día tras días se inquietan más. 

Quito algunas pelusas inexistentes de mi pijama médico negro y salgo del ascensor hacia la cafetería, busco lo que quiero almorzar y tras pagar busco un lugar vacío donde nadie pueda molestarme.

Al darle el primer bocado a mi comida una llamada me interrumpe. Bufando tomo mi celular pero me tranquilizo al ver el contacto de Ada.

Al conversar con ella mientras almuerzo, debatimos temas triviales hasta que noto algo que me inquieta.

—Entonces tenemos como opciones ir a París, Rom ...

—Ada para. — Dejo de lado mi plato con comida y no puedo apartar mis ojos de las camionetas azul marino que llegan al hospital a toda velocidad, estacionándose en donde encuentren un lugar libre sin importarles si cortan el tránsito. Hombres en trajes de ¿militares? van arriba de ellas y las armas de alto calibre que portan no pasan por desapercibido — Ada ¿Estás con papá?

—No, Gianna. ¿Por qué? ¿Qué sucede? 

—Le cayeron a los menores. — Es lo único que puedo pronunciar al leer las siglas DEA en las pecheras.

Las ráfagas de balas no tardan en llegar y el pánico brota en cada parte del hospital.

Agachándome lo más que puedo corro hacia el ascensor pero éste está ocupado, opto la opción de subir corriendo las escaleras dejando atrás los gritos y balaceras. A medio camino me encuentro con un Alfredo desalineado, con una radio en su mano y en la otra un arma.

Lonely | Iván Archivaldo Guzmán |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora