nueve.

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Diana

Con ayuda del rubio me senté para poder divisar mejor el ambiente. Estaba todo tan perfectamente combinado, era una misma gama de colores cálidos, la cual me encantaba.

-¿Y bien? ¿te sorprendí? -preguntó mientras se acomodaba en su asiento.

-La verdad que si, creo que voy a confeccionar más camisas para ti. -reí.

-Bueno, tú también me sorprendiste con... -hace una pausa al ver el torso de mi prenda- tu vestido. -gira su mirada hacia el vino que estaba al lado de nosotros.

Llenó nuestras copas para poder brindar y degustar el riquísimo vino que Luke había elegido para tal ocasión.
Empezamos a hablar, reír y comer hasta que nuestros estómagos dijeron basta, aunque no nos resistimos en abrir otra botella.

-Creo que será agradable compartir contigo estos días. -soltó mientras sostenía el objeto de vidrio entre una de sus manos.

-No eres tan duro como creía.

-¿Duro? Genial, me gusta demostrar autoridad. -rio con soberbia.

-Pero por dentro... eres sensible, más de lo que pueden esperar de ti, ¿verdad? -volteó a verme rápidamente al escuchar esas palabras salir de mi boca. Luego de un gran suspiro, habló.

-Si, pero no me gusta hablar de mis sentimientos. Siempre huyo de eso. -empieza a jugar con sus dedos sobre la mesa de madera.

-Sentir es lo más lindo que nos puede pasar, Luke.

-Si, pero a veces es mejor no sentir nada. Sería más fácil superar ciertas cosas. -su voz empezó a entrecortarse.

-Se trata de seguir adelante, por uno mismo y por los que nos rodean. -suspiré con una mueca en el rostro- Es difícil, lo sé, es un proceso largo.

-Se hace más fácil cuando tienes familia, pero... ¿y qué si todos los que te rodeaban ya no están más? ¿qué si desaparecen de un día para otro como si nada? Es complicado, Diana. -sus ojos comenzaron a cristalizarse.

-¿Quieres platicarlo? te hará bien, solo si tú quieres. -el rubio negó con la cabeza.

-Estoy bien, ya pasará. -se levanta de su asiento- Sé que es un poco tarde pero... he preparado un postre. Perdón si no te comenté antes, es que las copas de vino me hicieron olvidar. -asentí y comimos unas riquísimas frutillas con crema que él mismo había preparado.

Luke tenía una mezcla de dulzura y misterio que me hacían querer conocerlo más, pero no podía obligarlo a nada. Tenía que salir de él, yo no podía ir contra eso.
Por suerte pudimos cambiar el clima y seguimos haciendo bromas, hasta que se nos ocurrió la maravillosa idea de subir a la terraza para disfrutar las hermosas estrellas.

-Mira, parece que titilaran. -comentó él, mientras observaba detenidamente. Copie su acción y nos quedamos así por un buen rato.

Nos pusimos cómodos en unos sillones de madera que había en el lugar, por suerte había una sábana y logramos taparnos para no sentir la correntada fresca que venía de a ratos.

Poco a poco mis ojos se cerraron y mi cabeza se hundió sobre el pecho del rubio, mientras podía escuchar los latidos de su corazón que se mezclaban con el comienzo de mi sueño.

Luke

-Hey, Diana... despierta. -susurraba cerca de su oído repetidas veces, hasta que después de varios llamados reaccionó.

-Mmm... -soltó mientras se estiraba y poco a poco abría sus ojos- ¿Qué pasa?

-Mira, mira que hermosa vista. -la ayudo a incorporarse para que pudiera contemplar el amanecer desde mi terraza.

misterio || luke hemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora