chapter twenty-seven

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Es más que probable que Renata no supiera que James estaba tan increíblemente agradecido con la idea de que ella volviera a casa con ellos después de ser dada de alta del hospital

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Es más que probable que Renata no supiera que James estaba tan increíblemente agradecido con la idea de que ella volviera a casa con ellos después de ser dada de alta del hospital. No sabía lo rápido que había conseguido poner su mundo patas arriba con sólo sugerirle que dejara de trabajar para ellos. Le había provocado tal pánico que el pecho empezó a dolerle y pudo sentir la drástica aceleración de los latidos de su corazón golpeando en su pecho. La mera idea de que Renata se fuera era suficiente para que James se descontrolara y, aunque sabía que no era sano depender tanto de una sola persona, se alegraba mucho de haberla convencido de que se quedara.

Sin mencionar que ella dijo que se quedaría mientras usaba su nombre, el impacto de ambos lo había dejado sin palabras y quieto por varios momentos mientras permitía que uno de los sanadores la revisaran. La sensación que sentía era difícil de describir, pero era familiar. Era similar a la que sintió cuando Lily finalmente aceptó tener una cita con él por primera vez. Era la sensación de los nervios arremolinándose en su estómago, en su pecho y en su cabeza, y aunque era casi abrumadora, lo invitaba abiertamente porque le gustaba la sensación. Cada vez que ella decía "James" era como ganar la Copa de la Casa de Quidditch en su juventud, se sentía realizado.

Sin embargo, mientras estaba allí sentado, tuvo que preguntarse si ella se dirigió a él por su nombre para que el sanador de la sala no cuestionara nada o si fue un momento en el que realmente quiso llamarlo por su nombre en lugar de las formalidades en las que había caído. Por supuesto, recibió su respuesta poco después de que Renata fuera liberada y se le permitiera ir a casa. Poco después, cuando no estaban rodeados de extraños, volvió a caer en la rutina de llamarle "señor Potter".

-Si te molesta tanto, James, ¿por qué no dices algo?- preguntó Remus después de que todos regresaran al piso de los Potter. Renata había entrado con Harry, con la esperanza de prepararle al pequeño una comida después de un día tan largo. Le preguntó si podía cocinar ya que le ayudaría a relajarse, a lo que James accedió de buena gana para poder tener un momento para hablar con Remus fuera.

-No puedo, Remus- le dijo James -es decir, quiero, pero al mismo tiempo, no quiero. Quiero que lo haga ella sola.

A lo largo de su adolescencia, James recordaba claramente que le decían que parecía demasiado fuerte cuando se trataba de sus aficiones. Al recordarlo, estaba seguro de que prácticamente contaba como acoso cuando se trataba de mostrar su afecto hacia Lily. La forma en que ella siempre le había dicho que la dejara en paz o se fuera, se le quedó grabada, incluso después de que empezaran a salir y hasta después de que se casaran.

Había estado tan ansioso a la hora de pedirle a Lily que se casara con él porque no quería parecer prepotente y cuando ella no había dado su respuesta de inmediato, creyó que había echado a perder sus oportunidades allí mismo.

En lo que respecta a Renata, James no se había dado cuenta de que se estaba enamorando de la mujer, ya que nunca esperó estar interesado románticamente en otra mujer después de la muerte de Lily. Sin embargo, fueron Remus y Sirius los que se dieron cuenta enseguida de que James parecía estar intentando enmendar todos sus errores a la hora de desarrollar una relación con Renata. No se precipitaba en sus afectos, era lento con su acercamiento e increíblemente respetuoso al escuchar todo lo que Renata le decía.

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